TURISMO

Un isla exclusiva en la Patagonia: cupos limitados y precios de un emprendimiento familiar que se hizo conocer por "el boca a boca"

Isla Aitue está a 42 kilómetros de Neuquén capital, rodeada por el Limay.

Redacción Nuevo Día
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Los tesoros que encierra Neuquén son inagotables, y no hace falta irse hasta la cordillera para disfrutarlos. Las postales imperdibles que regala el río Limay están más cerca de lo que se cree. Pueblo Blanco, por ejemplo, se posiciona como un paraíso de arenas blancas en El Chocón y más acá, hay una isla que tiene algo de la Villa Traful pero sobre el espejo del río y algunos dormis de cedro. Por supuesto que la vegetación es diferente, pero sus visitantes relacionan el lugar con uno de los destinos cordilleranos más cautivantes de la geografía neuquina.

"No sé, dicen que tiene un parecido porque los dormis están la lado del balenario, entonces vos salís y ves el río planchado como un espejo. Sin viento, es un reflejo de los árboles, y de noche, un reflejo de las estrellas. A la gente le gusta eso. Hay mucha paz y se escucha el ruido de la naturaleza", describió Nicolás "Nicky" Pardo, el hombre que está al frente de la isla.

El lugar es una isla privada, un emprendimiento familiar que nació en 2012 pero tomó forma en pandemia de Covid-19. Tiene dormis para 2, 4 y 6 personas. Mesones, parrillas y baños. Su propietario trabajaba para Ferromundo en Neuquén, donde hacía un poco de todo: desde ayudar con los repartos, hasta atender al público.

Pero en pandemia de Covid-19, cuando se quedó incomunicado en la isla, decidió darle forma al proyecto familiar, donde solo se llega en embarcación y con cupo limitado.

"En 2021, empecé a cruzar gente en lancha para probar si me iba a bien. El lugar se hizo conocer por el boca a boca, las personas que venían quedaban fascinadas y comenzaron a compartir fotos y publicaciones en las redes. Así, fue creciendo", comentó Pardo.

Algunos turistas que están de paso confuden los dormis con propiedades donde residen personas de manera permanente. Es decir, no se imaginan que en la isla crece un emprendimiento turístico bastante exclusivo porque Nicky tiene capacidad para cruzar hasta 30 personas por día, durante los fines de semana.

Cupo limitado

"Acá nos reservamos el derecho de admisión, porque no pueden ingresar a la isla si yo no los cruzo en lancha", comentó.

El lugar está cerca de Arroyito. Se llega por un camino que tiene como punto de partida y referencia un puesto de artesanos que está al lado de una estación de servicio YPF. "Nace una calle de ripio que luego se angosta y es de arena. Por ahí hay que seguir unos 800 metros, hasta chocar con el Limay. Entonces se ve una isla rodeada por dos brazos del río, con una casita de material y dos cabañas de madera color cedro, donde está el camping", detalló Nicky.

Comentó también que el lugar está a 45 kilómetros de Neuquén capital. "Son 40 minutos en auto", acotó. En los mapas satelitales existe controversia porque según cuál sea que se mire, puede que forme parte de Río Negro o esta provincia. Más allá, lo cierto es que lo más cerca que tiene como referencia es Arroyito.

Allí los turistas pueden pasar el día o la noche en los dormis, en una cabaña o en carpas. También se puede hacer avistaje de aves y practicar deportes náuticos en un río que no tiene gran profundidad ni corriente, salvo cuando la represa aumenta la erogación de su caudal a 600 ,metros cúbicos por segundo.

"Nos manejamos con una reserva y seña de 15 mil pesos", indicó.

Los precios que manejan

Si las personas pasan el día, de 10 a 22 horas, son 15 mil pesos por persona. Para pasar la noche, 17 mil pesos en carpa. Tienen a disposición un baño común y otro con ducha y agua caliente. El camping está al lado del balneario, a un metro del río; y los dormis a unos 5 metros. "Cuando abrís la puerta, si no hay viento ves el río espejo. También se ve la barda y los árboles reflejados", describió.

Los dormis tienen un costo de 20 mil pesos por persona y en la cabaña con servicios básicos para cinco o más personas, el valor por persona es de 23 mil pesos. Se suma la tarifa de la lancha. Actualmente, están cobrando 10 mil pesos el traslado en lancha.

El lugar no cuenta con electricidad ni gas natural, por lo que se manejan con grupo electrógeno por la noche y garrafa. "Por fin de semana cruzamos un máximo diario de 30 personas. No permitirmos que se amontonen. Tampoco aceptamos mascotas", recordó.

Mucha gente concurre para meditar, por lo que suele recomendar a los visitantes algo parecido a un muelle con reposeras donde se puede disfrutar de maravillosos atardeceres. También llegan parejas que prefieren los dormis. Grupos familiares y pescadores se inclinan más por la cabaña; y los jóvenes eligen acampar. "*Se respeta el silencio", aclaró.

El porqué del nombre

Aitue evoca a las cabañas que llevan el mismo nombre y se encuentran en San Martín de los Andes, un lugar al que Nicky suele ir porque le gusta mucho. También pensaba bautilizar su emprendimiento como Isla Mosqueta, ya que el arbusto silvestre forma parte del ecosistema que se aprecia en el lugar. Sin embargo, se terminó de definir por Aitue cuando supo su significado en mapuche: tierra amada. "En pandemia no me quise ir a Neuquén, de donde soy, porque sentí que la isla era mi espacio", expresó.

En total, tiene unas 7 hectáreas. Pero una le pertenece a su tío; y una hectárea y media fue vendida por su abuelo (Juan Pardo), de modo que le quedan 4 hectáreas y media de emprendimiento. Ya no tienen animales, como supo criar su abuelo, pero se pueden ver nutrias, liebres y una diversidad de aves.

La historia de la isla

La historia de la isla se remonta al año 2012, cuando el abuelo de Nicky, pionero de la zona, recibió tierras como parte de pago por su trabajo durante muchos años en 380 hectáreas rodeadas por el río, donde se forestaban alámos para vender en una maderera.

"Le dieron tierras, con la condición de que desarrolle un emprendimiento. Mi abuelo aceptó y compró animales, hasta que un día enfermó y vendió todo lo que había construido a un petrolero. Sin embargo, para compensar su dolor, dejó que conserve la isla más chica. Así que en 2013 construimos las primeras dos cabañas, la de mi abuelo y la de mi padre (José Leonel Pardo). En 2020, mi viejo dividió los terrenos entre hermanos e hijos; y yo que me había quedado encerrado en pandemia, decidí juntar tres terrenos para hacer un camping", contó.

De su abuelo rescató todo lo que le enseñó, desde carnear hasta realizar acampes y pescar con mosca. "Soy prestador de pesca, campismo y actividades náuticas. Me preparé para hacer esto; y me enseñaron bien a cuidar y preservar el recurso natural, es decir, a dejar huella pero sin modificar nada", concluyó.

Las personas que deseen conocer el lugar pueden comunicarse con Nicky a través de su página de Facebook, donde figura su número.(LMNeuquen)

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