Ajuste nacional

Trabajadora del Correo Argentino de Tres Lagos denuncia que la presionan para que acepte el retiro voluntario: peligra la sede

Griselda Ivovich es paciente oncológico y trabaja en la sucursal de Tres Lagos en Santa Cruz hace 24 años. La empresa le dijo que si no acepta el retiro voluntario, le llegará el telegrama de despido y cerrará la oficina en la que desempeña funciones, la única de la localidad. El testimonio en primera persona de su doble lucha: para que su pueblo no sea aislado y para no quedarse sin obra social

Redacción Nuevo Día
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"Nos llamaron por teléfono y nos dijeron que la fecha límite para aceptar los retiros voluntarios era el 24 de mayo. Hubo un comunicado en la página oficial que tenemos de capacitaciones, ahí podíamos mirar cuánta plata nos ofrecían", relata a La Izquierda Diario Griselda Ivovich. Tiene 46 años, hace 24 trabaja en el Correo Argentino en la sucursal de Tres Lagos, Santa Cruz.

Ella y su compañera de oficina son las únicas trabajadoras en la única oficina del correo de bandera en la localidad. "A nosotras se nos dijo que en un mes o dos se cierra la sucursal. Que contempláramos la opción del retiro voluntario porque si no, nos iban a llegar los telegramas de despido", cuenta, y denuncia: "Me pareció súper desatinada la forma en que se nos trató".


Ni Griselda ni su compañera aceptaron el retiro. Quieren trabajar, mantener sus puestos en las oficinas de Tres Lagos y garantizar que la sucursal se mantenga abierta. De lo contrario, los vecinos de la localidad quedarán aislados, como pasó en Corcovado, Chubut, con el despido del único trabajador, Javier Villoldo. Esto no es admisible para Griselda.

"¿Qué significa que se cierre la sucursal de Tres Lagos? Que los vecinos van a tener que hacer 160 kilómetros ida, 160 de vuelta, hasta Calafate, que es la oficina más próxima, para ir a buscar lo que se necesite, para hacer un trámite", explica. Esta es una realidad que se repite en decenas y decenas de pueblos en todo el país. Con el cierre de las sucursales en pequeñas localidades, los vecinos se quedarán sin los servicios esenciales que presta el Correo, como el pago de jubilaciones, Asignación Universal por Hijo, ayudas sociales y otras prestaciones.

Por eso, Griselda no se quedó de brazos cruzados. Se negó a aceptar el retiro voluntario, se encuentra en contacto con trabajadores del Correo de distintos puntos del país, impulsan junto a su compañera una juntada de firmas contra el cierre de sucursales, denuncia la situación que atraviesan en radios y medios, y busca tender lazos de unidad con otros sectores populares y trabajadores para frenar las políticas de ajuste que quiere implementar el gobierno de Milei. Además, con orgullo cuenta: "El pueblo de Tres Lagos autoconvocado organizó un abrazo simbólico para justamente manifestar el dolor que le causa a la gente del pueblo que se cierren las oficinas".

"En lo personal me afectaría bastante porque con 46 años no me siento capaz de buscar trabajo en otro lado. Tres Lagos es chiquito, no hay oportunidad laboral. Para mí es una tristeza enorme que tantos años de trabajo hoy no sean contemplados", explica. Ella sufrió cáncer de mama y todavía lucha contra la enfermedad. No es lo primero que cuenta en las entrevistas que da en radios y medios para denunciar la situación del Correo. "La lucha me centra en dejar lo mío afuera, a veces me olvido que soy paciente oncológico -cuenta- Todavía estoy medicada. Si cierran acá y me dejan sin trabajo, me quedo sin obra social".

Quieren repetir la historia

El plan de retiros voluntarios es un primer paso por parte del gobierno para avanzar en la privatización del Correo Argentino. Así lo demostró Camilo Baldini, el actual presidente del Correo Argentino, ex dirigente de La Cámpora y actual funcionario del gobierno de Javier Milei. Aseguró que su plan para la empresa es "la reorganización para modernizarla y hacerla más redituable para el país", en un comunicado emitido hace unas semanas. Actualmente, se calcula que el plantel quedó reducido a 12 mil u 11 mil que aún resisten en sus puestos laborales.

"Nos dicen que nos van a echar porque, supuestamente, el Correo da pérdida. El Correo no da perdida. Mercado Libre sanciona al Correo por no entregar los paquetes en tiempo y forma, pero es imposible cumplir con expectativas de que el paquete llegue a destino en tres o cuatro días, hay paquetes que llegan mal a propósito, hay que volver a hablar con el cliente, volver a enviarlo y eso es costoso", denuncia Griselda. 

Fuente: La Izquierda Diario 

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