Conductor reconoció que conducía borracho y drogado

Comenzó en Ushuaia el juicio contra Rodrigo Flores Talquenca, el conductor que mato a sus acompañantes al chocar borracho y drogado en la avenida Maipu en la madrugada de septiembre de 2020.



El Tribunal de Juicio en lo Criminal del Distrito Judicial Sur (Ushuaia) comenzó a juzgar a Rodrigo Ángel Flores Talquenca (29), quien conducía un automóvil cuando protagonizó un espectacular siniestro vial en el que perdieron la vida Iara Balbi (26) y Rodrigo Barzola (25) que circulaban como acompañante. 



El acusado Talquenca, accedió a prestar declaración indagatoria y admitió que conducía el automóvil Peugeot 307 por avenida Maipú cuando impactó contra una columna de alumbrado público a la altura de la Plaza Piedrabuena. Como consecuencia del tremendo impacto Bali salió despedida del habitáculo y murió en el acto, mientras que Barzola fue trasladado al Hospital Regional, aunque murió al poco tiempo de haber arribado. 



El acusado de doble homicidio culposo admitió ante los jueces que perdió el control del auto ya que había consumido alcohol y marihuana antes de conducir. Esto motivó que no pudiera controlar el rodado cuando se desplazaba a alta velocidad por la avenida Maipú en la zona del Paseo de las Rosas. 



Lo narrado por el acusado, fue lo siguiente: “La noche del 4 de septiembre me junté con una amiga para tomar algo en una casa del barrio Río Pipo, al lado de La Anónima. Tomamos cerveza y Gancia y decidimos ir a buscar a eso de las 2 o 3 de la mañana a Iara Babi a su casa de la calle 12 de Octubre. Dimos unas vueltas mientras tomábamos y consumíamos marihuana. Entonces fuimos a la casa de un policía, en donde había varias personas. A eso de las 6 de la mañana le pregunté a Iara si quería que nos fuéramos. En eso me llamó Sebastián (Paredes) para pedirme que lo fuera a buscar a la rontonda de La Bombonerita, que él estaba ahí con su auto pero que no se sentía muy bien. Fuimos con Iara a buscarlo. Como mi auto era de tres puertas Iara se bajó para que Sebastián se sentara atrás y ella siguió adelante. Dimos otras vueltas y unos diez minutos más tarde, ya en Maipú, mientras seguíamos escuchando música y bebiendo algunas latas más de cerveza creo que perdí la noción de la velocidad y el control del vehículo. Crucé uno o dos semáforos en rojo y pasando el cementerio el auto se descontroló de una…”. 



 



Allí Flores Talquenca introduce un comentario como si lo hubiera preparado de memoria: “Tenía el auto en regla, con papeles, seguro y mi carnet profesional para conducir. Todo en regla”. Entonces intenta recurrir a modo de justificación “al hielo y las ruedas con clavos que no respondieron”, aunque el pavimento no estaba escarchado, a las 7.15 de la mañana del 5 de septiembre. 



 



El imputado continuó describiendo cómo fueron los instantes previos al desenlace fatal: “Cuando el auto se descontroló clavé los frenos y tiré rebajes para frenar pero no frenaba… me paré con los dos pies sobre el freno. Hice todo lo que estuvo a mi alcance. Y se me iba el auto, se me iba, se me iba… y no lo pude controlar porque yo venía cerrado en la curva y el poste estaba a 30 cms del cordón de la vereda… La colisión fue directa. No hubo margen para nada”. 



 



Uno de los jueces le preguntó entonces si recordaba que hubieran habido otros autos circulando a esa hora por Maipú, dando el incautado una respuesta que permitió pensar en que el desastre aún pudo ser mayor: “Sí, pero no recuerdo por que lado los pasé…”. 



 



– Juez: ¿Usted miró el velocímetro? 



– Flores Talquenca: No lo miré pero sí sé que iba a una velocidad excedida. A 90, 100, 120 iría fácil. Pero sí iba rápido. Aunque no a 157 como dicen… 



 



A continuación el muchacho se enredó en autojustificaciones: “No sé si fue porque íbamos escuchando música, riéndonos y bebiendo, si la misma frenada hizo que el vehículo derrapara y fuera más rápido…porque había escarcha sobre el pavimento… o por las ruedas con clavos que sobre el asfalto resbalan más… no sé”. 



 



– Juez: ¿Usted suele ir rápido? ¿Sabe manejar rápido? 



– Flores: No. Sus antecedentes dicen lo contrario. Todavía está en el playón de secuestros el vehículo destruído que él manejaba por la calle 12 de Octubre, en el año 2011 cuando también chocó con una columna y con un automóvil Hyundai Accents. El sostuvo que ese incidente vial se produjo cuando iba al hospital, afectado porque le habían comunicado que su madre había fallecido.



 



– Juez: ¿A qué edad empezó a manejar? 



– Flores: Desde los 13 años. Trabajaba en la editorial Antártida que vendía libros y que tenía un local en Carrefour. Ahí me daban una Kangoo. Como no tenía a mi madre y tenía que solventar mis gastos y pagar mi alquiler, como el dueño del local confiaba en mí, me daba el vehículo para entregar los libros. Allí se produce un desfasaje cronológico. Antes había referido al Tribunal que su mamá murió en 2011, hace 10 años atrás, cuando él tenía 19 años para después sostener que a sus 13 años, o sea en el 2004, ya no tenía a su madre. 



 



En cuanto al momento en que el vehículo choca violentamente contra el poste de luz, Flores Talquenca lo describe así: “Al producirse el impacto solo ví una luz blanca. No ví, ni escuché ni sentí nada…. Dijeron que intenté fugarme pero estaba en shock…”. 



 



Con la voz quebrada por el llanto, Rodrigo Flores Talquenca recordó el momento en que se enteró que sus amigos habían muerto: “Cuando desperté tres días después en terapia intensiva del HRU, pregunté por mis amigos y me dijeron que ellos se habían ido… Cuando después me pasaron a sala común de adultos vino mi hermana y me dijo que habían fallecido. Los dos. Entonces pensé en matarme. Pero entonces pensé en mis hijas”. 



Por su parte el Fiscal, Fernando Ballester Bidau hizo una síntesis de los argumentos que lo llevaron a elevar la causa a juicio. 



Según el requerimiento de elevación a juicio formulado por Ballester, a Flores Talquenca se le imputa la acción consistente en haber provocado la muerte de Iara Talía Babi y Rodrigo Sebastián Barzola Paredes, producto de la conducción “imprudente, negligente o antirreglamentaria de su vehículo”. 



En la descripción relatada por el Fiscal sostuvo que “el hecho ocurrió el 5 de septiembre de 2020, momentos antes de las 07:15 aproximadamente, ocasión en la que el imputado conducía el rodado junto a sus acompañantes, hasta que impactó contra una columna de alumbrado público ubicada en Avenida Maipú al 1601, entre las calle Guaraní y Alférez Sobral. Debido al impacto, Rodrigo Barzola Paredes quedó atrapado en el interior del vehículo y a las pocas horas falleció en el Hospital Regional Ushuaia, mientras que Iara Babi fue expulsada hacia adelante y encontrada sin vida a un metro del automóvil. 



Para Ballester Bidau, los hechos descriptos se encuadran en el delito de “homicidio culposo agravado por la conducción imprudente y antirreglamentaria de un vehículo automotor, bajo los efectos de estupefacientes y con un nivel de alcoholemia superior a un gramo por litro de sangre, conduciendo a exceso de velocidad de más de 30 kilómetros por encima de la máxima permitida, violando la señalización del semáforo y por concurrir el resultado de dos víctimas fatales”. 



Luego las partes manifestaron a los jueces la voluntad de que las declaraciones de los testigos propuestos por todas las partes se incorporen por lectura. 



Por esta razón, el Tribunal de Juicio -integrado por los jueces Maximiliano García Arpón, Alejandro Zavalía y Rodolfo Bembihy Videla- resolvieron pasar a un cuarto intermedio hasta mañana jueves a las 9 para ingresar a la etapa de alegatos. 



El Ministerio Público Fiscal estará representado por el fiscal Fernando Ballester Bidau, mientras que el abogado Martín Muñoz y la abogada Florencia Arnst ofician como querella de familiares de las dos víctimas. La defensa del imputado la ejerce el Defensor ante el STJ, Gustavo Ariznabarreta. 



 



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