¿Lo sabías?: el parador La Leona, hotel que dio albergue a renombrados pistoleros

Sobre la ruta 40, cerca de la cordillera en Santa Cruz, y entre dos glaciares imponentes, el parador es un patrimonio histórico que merece ser visitado.

El hotel es patrimonio histórico y es fácil darse cuenta por qué: desde que fue construido, en 1894, dio albergue a renombrados pistoleros, figuras históricas, andinistas internacionales cuyos apellidos dan su nombre a picos y cumbres patagónicas. Y, por supuesto, a viajeros enamorados de la Ruta 40 y de los tesoros que esconde en cada rincón.



En 1877 -puntualmente el 3 de marzo- en ese punto de la geografía santacruceña, entre lo que luego serían las localidades de El Calafate y El Chaltén, junto a un río que todavía no tenía nombre, el Perito Francisco Pascasio Moreno fue atacado y malherido por un puma. Impresionado por el incidente, nombró a ese lugar -y al río- "La Leona", por el parecido entre ambos felinos.



Diecisiete años más tarde, los Jensen, una familia de inmigrantes daneses, construyó en ese lugar una hostería. Décadas después, la Ruta Nacional 40 sería trazada acompañando el recorrido del río La Leona que une los Lagos Argentino y Viedma, y llevaría a miles de turismo a dos de los escenarios más impresionantes del paisaje argentino: el glaciar Perito Moreno y el Viedma.



Pero mucho antes, no eran turistas los que visitaban ese aislado paraje. En su huída hacia Chile luego de robar el Banco de Londres y Tarapacá (que luego sería el Lloyds Bank) en Río Gallegos, Butch Cassidy, Sundance Kid y Ethel Place, su esposa, se hospedaron allí. 



Cassidy -junto a Harry Longabaugh- se habían radicado en 1901 en el valle de Cholila, en Chubut, donde levantaron una cabaña que todavía sigue en pie y jugaron a ser personas respetables, mientras armaban una estrategia para alzarse con el botín.



Luego, el 14 de febrero de 1903, Cassidy junto a Sundance Kid y su esposa Ethel le obsequiaron a la historia criminal argentina un novedoso sistema de asalto: el robo de bancos a mano armada. Y dos años después del atraco en la capital de Santa Cruz, el 9 de diciembre de 1905, la banda robó el Banco Nación de Villa Mercedes. La prensa argentina de la época lo llamó “el sistema yanqui de los asaltos”.



La familia Petersen, junto con el alemán Alfred Brodersen, adquirió el establecimiento en 1910 y con ladrillos de adobe ampliaron el hotel -en ese momento de dos habitaciones- que sumó otras dos. Además se edificó una pulpería y un almacén de ramos generales. 





A lo largo de su historia, encontraron cobijo bajo su techo numerosas personalidades, tanto argentinas como de otros puntos del mundo. Allí recuperó energías el bandolero uruguayo Asensio Brunel, que asoló la Patagonia en comienzos del siglo XX y que finalmente fue capturado el 23 de octubre de 1904 en la cordillera y llevado a Rawson por el comisario Eduardo Humphreys.



Pero no todo eran bandidos o pistoleros. El padre Alberto María de Agostini, un misionero salesiano de Don Bosco de origen italiano, fotógrafo, documentalista, montañista y geógrafo repostó en La Leona en alguna de sus expediciones.



También andinistas como Lionel Terrey -el francés que fue el primero en hacer cumbre en el Fitz Roy en el año 1952-, Guido Magnone, Francisco Ibáñez, Louis Depasse, Jacques Poincenot (cuyo apellido de nombre a una de las agujas del Fitz Roy) y Casimiro Ferrari.





Hoy Patricia y Laura Kargauer junto con Pablo Quiroz administran el Parador y Hotel de Campo La Leona. Allí reciben cada día viajeros que hacen la ruta entre El Calafate y El Chaltén, a los que ofrecen una irresistible oferta gastronómica y la posibilidad de sumergirse en la historia agreste y pura de la Patagonia, pescar en el río que corre por su frente, o simplemente relajarse y disfrutar de sus paisajes. (ADN Sur)


Esta nota habla de:
Más de Regionales

Trabajadora del Correo Argentino de Tres Lagos denuncia que la presionan para que acepte el retiro voluntario: peligra la sede

Los vecinos de Tres lagos corren peligro de perder la sede del Correo
Griselda Ivovich es paciente oncológico y trabaja en la sucursal de Tres Lagos en Santa Cruz hace 24 años. La empresa le dijo que si no acepta el retiro voluntario, le llegará el telegrama de despido y cerrará la oficina en la que desempeña funciones, la única de la localidad. El testimonio en primera persona de su doble lucha: para que su pueblo no sea aislado y para no quedarse sin obra social