¿Qué rol cumple Cristina Kirchner en el plan de Milei para sostener su poder?
Javier Milei continúa utilizando la figura de Cristina Kirchner como antagonista central para mantener su hegemonía política. Mientras enfrenta desafíos internos y externos, el presidente intensifica sus ataques y busca consolidar su espacio, en un escenario donde Kicillof también empieza a emerger como rival visible.
El presidente Javier Milei redobló en los últimos días sus ataques contra economistas, periodistas y dirigentes políticos. Su estilo confrontativo, sin concesiones ni empatía hacia los sectores que lo cuestionan, encuentra un amortiguador en la figura de Cristina Fernández de Kirchner, quien sigue funcionando como su principal contrapeso simbólico ante buena parte de la sociedad. "Por ahora, la gente le tiene fobia", explicó el consultor Jorge Giacobbe, quien considera que cerca del 50% del apoyo a Milei se explica más por el rechazo a la expresidenta que por convicciones libertarias.
En este contexto, Axel Kicillof asoma como el único actor del peronismo capaz de disputar atención política dentro del espacio opositor. Sin embargo, enfrenta tensiones con el ala kirchnerista que aún sostiene a Cristina. La reciente suspensión de las PASO en la provincia de Buenos Aires le dio al gobernador una victoria a medias. Según fuentes cercanas, Kicillof podría vetar parcialmente la ley electoral que limita los tiempos de campaña, lo que abriría una nueva crisis dentro del oficialismo provincial.
El panorama se complejiza por los tiempos judiciales que amenazan con dejar a Cristina Kirchner fuera de las elecciones. Mientras tanto, el oficialismo nacional duda sobre qué camino tomar. La expresidenta sigue siendo funcional a Milei, quien se sostiene gracias al miedo que genera su figura en amplios sectores sociales. "En algún momento necesitarán otro enemigo. Porque, gane o pierda Milei, su base le exigirá resultados y ahí empezará otro capítulo", anticipó Giacobbe.
La debilidad estructural del gobierno libertario se hace evidente: Milei controla solo la Presidencia, sin gobernadores ni intendentes propios. Esa carencia lo obliga a una política de todo o nada, sin acuerdos ni negociaciones con actores externos, incluidos comunicadores críticos. La interna en La Libertad Avanza también suma capítulos, con la reciente disputa entre Karina Milei y Ramiro Marra, desplazado en la Ciudad de Buenos Aires, y la falta de apoyo a figuras como Nicolás Mayoraz en Santa Fe.
Otros dirigentes, como Joaquín de la Torre y Diego Valenzuela, intentan sostener alianzas estratégicas con el oficialismo, aunque con creciente incomodidad. El primer congreso libertario previsto para el 22 de abril en CABA será una prueba clave: apenas 1.200 personas podrán asistir, dejando afuera a varios aliados internos. A esto se suma la incertidumbre en torno a José Luis Espert, histórico socio del presidente, quien ahora espera ser candidato a gobernador en 2027 como parte de una promesa de Milei.
Con un Congreso fragmentado, una estructura política precaria y apoyos cada vez más condicionales, el presidente se aferra al antagonismo con Cristina Kirchner como pilar de su narrativa. Pero los tiempos políticos se aceleran y el margen para sostener esa estrategia sin ofrecer resultados concretos se achica.