Qué puede pasar con la amenaza del default en el agro
El Gobierno ha tomado nota de todo lo que ha pasado en los últimos días, aunque no relaciona esta crisis con el modelo, sino de circunstancias inevitables y acomodables.
Dos eventos de fin de año demostraron que mas allá de los notables e innegables logros de la gestión 2024 de Javier Milei, aún hay mucho por tramitar. Y que el país está a tiro de malas y peligrosas noticias. La mega venta de dólares del jueves de la semana pasada, donde salieron del Banco Central unos US$ 600 millones concentrados casi exclusivamente en la demanda de la industria automotriz, y el default de pagos del grupo Grobocopatel, mostraron en los últimos días del año que el país está aún a tiro de una crisis. Y que lejos está el modelo libertario de poder relajarse. Por lo que se sabe, el Ejecutivo tomó nota de todo. Pero no lo relaciona con problemas del modelo, sino de circunstancias inevitables y acomodables para el primer caso; y a problemas de gestión más que de esquemas cambiarios en cuello de botella en el segundo.
Sobre la demanda de dólares del jueves de la semana pasada, el Gobierno reconoce que el fin del Impuesto PAIS, medida aplicada el lunes 23 de diciembre, provocó que desde ese momento hasta el viernes, sólo haya salida de divisas. En tres días hábiles las reservas de la entidad que maneja Santiago Bausilli tenga un rojo de fin de año de unos 803 millones de dólares. La explicación oficial fue la normal: cierre de balances de fin de ejercicio con ordenes del exterior para finalizar con un patrimonio neto con más divisas que pesos, cruzado con un tiempo con la finalización del PAIS, lo que potencio las compras y pagos a importadores. Todo puede ser cierto. Pero también habrá que reconocer el volumen de la demanda de divisas, y la realidad innegociable de la estrategia de muchas compañías de peso específico en el mercado financiero argento de abandonar el "carry trade" y abrazar el siempre fiel dólar. Decisión que en este país se toma en tiempos de crisis o de bonanza. Sólo hay que especular con el volumen que tendrán estos movimientos.
En el caso del Gobierno de Milei, lo que habrá que tomar nota es que lejos está el peso de ser moneda sólida sostenible en el peso. Y que habrá que manejar el entusiasmo en el momento de aventurar aperturas alocadas del (mas bien los) cepos. Un dato sobre la acusación sobre la automotriz Toyota como la responsable de la salida de divisas del jueves. El portal "Arodarpost" informó que esa empresa sólo tomó unos US$ 25 millones para liquidar importaciones. Y que el resto del dinero habrá que dividirlo en otras automotrices y multinacionales varias.
Todas con buen dialogo con el BCRA, que nunca protestó por la operación de salida de divisas; muy lejos de aquella envestida contra un puñado de bancos que ejecutaron Puts a mediados de año; donde se habló hasta de golpismo. Lo que se supone, es que en general la demanda de divisas está negociada con las autoridades. Y que desde el BCRA habrá un monitoreo diario para saber si el ritmo de abastecimiento de divisas a importadores (directos e indirectos) se mantiene como en las últimas semanas del año. O si comienzas las restricciones técnicas subtituladas. En paralelo, Bausilli y su gente tendrán que analizar de cerca otra cuestión: si el desarme del "carry trade" es una cuestión temporal de cierre de balances de fin de año con el objetivo que en estos figuren más dólares que pesos, para luego retomar ya en el 2025 la propuesta de invertir en activos financieros en moneda local; o si las opciones en pesos por encima de los dólares llegaron a su fin con las campanadas de bienvenida del 2025.
El segundo hecho es más complejo. Y sorpresivo. Nadie dentro del Ejecutivo esperaba esa compleja carta del Grupo Los Grobo a la Comisión Nacional de Valores (CVN) donde se explicara que la compañía dedicada, fundamentalmente, a la explotación sojera no podría hacer frente a unos pagarés financieros por unos 10 millones de dólares. Y que si bien, según se explicaba, se trataba de una cuestión coyuntural superable, hasta terminado marzo, los acreedores no podrían recibir el dinero que le había prestado al grupo. Desde el movimiento libertario están preparados para crisis financieras en la industria, fundamentalmente la pesada y la dedicada a la economía real. No se le movería un pelo a ningún agente oficial si mañana una empresa conocida dedicada a la producción industrial clásica y protegida de alguna manera, se presentara en problemas. Tampoco alguna cadena de retail. Pero el modelo verbal y mediático no esta preparado para la crisis de una compañía dedicada al agro. La novedad de Los Grobo, encendió así las alarmas en el tránsito al fin de año.
Desde el sector privado se dan explicaciones justificatorias variadas y mixtas. Para comenzar, una soja que pelea por no descender a la Primera B de las opciones de inversión. La otrora estrella de las exportaciones argentinas, está viviendo un momento de caída secuencial del valor del poroto de la oleaginosa, batallando más cerca de los 350 dólares que de los 400; nivel donde la rentabilidad comenzaría a sonreír. Se suma a interpretación del sector primario, un tipo de cambio sobrevaluado, que dificulta la actividad a extremos de hacerla negativa para la conveniencia. Un tipo de cambio oficial a 1.050, con un Blend en bancarrota (y un blue por cerrando el año cercad e los 1.200), es, casi, una afrenta a la rentabilidad de la venta a los brokers que comienzan a llamar a los grandes productores (como Los Grobo) para hacerles las primeras ofertas de liquidación. Se le suma, obviamente, la explicación de los impuestos altos, comenzando por las retenciones agropecuarias, siempre bajo la promesa de disminución o eliminación (también desde este gobierno), anticipo que siempre se anuncia pero nunca se cumple. Finalmente, se habla de servicios en pesos caros en dólares, como fletes, no transables y los inevitables insumos como agroquímicos, combustibles, costo de transporte, mantenimiento de maquinaria, etc. Desde el gobierno se habla de otras cuestiones.
Más polémicas por cierto. Si bien se reconoce la caída del precio de la soja, el asedio de las retenciones y el impacto de los costos; se habla de cuestiones generales a la industria y particulares a la empresa. En el primer caso, se menciona que el campo actuó de manera errada en el primer trimestre del año, especulando con un mal final del año para el gobierno de Javier Milei; y una crisis del modelo económico y político del libertario. Y, en consecuencia, de haber fijado para el manejo del rubro, un dólar a 2.000 pesos como faro de acción para el año. El campo, asegura el gobierno estar convencido, se habría manejada durante la primera parte del año (y quizá hasta agosot o septiembre), especulando con una nueva devaluación de entre el 20 y el 30%; hecho que, obviamente, nunca ocurrió. En este sentido al campo le pasó lo mismo que a otros sectores industriales como los alimentos o la construcción.
Todos especulaban con nuevos malos momentos para la gestión Milei- Luis "Toto" Caputo hacia mediados del 2024, y una debilidad financiera que llevaría inevitablemente a una nueva devaluación. Lo mismo que pensaba y reclamaba el Fondo Monetario Internacional (FMI). Obviamente esto no ocurrió, y el dólar languideció entre comienzos de agosto y los primeros días de diciembre, cuando la divisas en su versión Blue llegó al piso de los 1050 pesos el 5 de diciembre pasado. Desde allí comenzó una remontada final hasta el valor de casi 1.200 pesos de cierre de gestión 2024. Al preguntarles a los funcionarios públicos con poder de decisión sobre la situación, se repite una respuesta irónica: "este año, el que apostó al dólar perdió". En el caos del campo, esta apuesta se habría reflejado en la compra anticipada de insumos y mercadería para la producción, esperando un dólar a 2000 pesos de piso para el segundo semestre del año (llegó en julio a los 1.500 pesos), sobrestokeandose entre marzo y junio con productos pagados a una divisa a 1.300 a 1.400 pesos. Esta especulación salió mal. Y costosa. Y financieramente fue una decisión errónea, que hizo perder fortunas a muchos productores, que tuvieron que liquidar entre septiembre y comienzos de diciembre a un dólar tenuemente por arriba de 1.000 pesos.
Desde el oficialismo hay además una interpretación particular sobre Los Grobo. Una explicación que será expuesta en público, quizá, en horas. Se considera que la empresa agropecuaria tiene un modelo de producción primaria agotado, y un manejo financiero erróneo y pasado de moda. La compañía basa su accionar en el alquiler de campos por todo el país, aportando know how y aplicación tecnológica de punta; pero sin apostar a la inversión directa inmobiliaria. Este tipo de manejo tiene la virtud de una menor exposición a los cambios de reglas políticas de siempre, pero la necesidad de contar siempre con recursos financieros líquidos y abundantes para pagar esos alquileres y el sinfín de proveedores múltiples. El modelo se complica aún más en épocas de precios primarios bajos y costos altos, ya que reduce los márgenes hasta la supervivencia. Y si no se tiene un manejo financieros finito y profesionalizado al máximo, se corre el riesgo de la perdida anual. Se menciona que en el caso de Los Grobo, la pérdida de cash Flow viene siendo recurrente desde hace más de dos años, y que estalló en el último trimestre del 2024, por las erradas apuestas devaluatorias del managment financiero de la compañía. Al menos esto es lo que se interpreta desde el oficialismo.
Lo libertarios están ahora ente un dilema de hierro. ¿Saldrán a ayudar a un grupo empresarios de los importantes, que afirman tener simplemente un problema financiero salvable? O aplicarán el liberalismo puro y duro y dejaran que las fuerzas sagradas del mercado hagan lo suyo?
Esta historia continuará... en el 2025.