Privatización de Aerolíneas Argentinas: qué quiere en realidad el Gobierno
Ya corren dos semanas clave en el conflicto de Aerolíneas Argentinas. Cuáles son las chances posibles del Gobierno en cuanto a privatización, quiebra o tercerización de la empresa.
El bloqueo absoluto del dialogo del Gobierno con el sindicato que dirige Pablo Biró (APLA) no parece tener retorno. Algo similar, aunque con variantes, sucede con el resto del los sindicalistas que encabezan cada área del mercado aerocomercial. La pregunta es: ¿en estas condiciones es inevitable una privatización, disolución o tercerización de la empresa o puede haber un nuevo acuerdo que pacifique la vida de los atormentados pasajeros víctimas de esta crisis?
El Gobierno, en medio de la crisis de Aerolíneas Argentinas y bajo las amenazas de Biró de profundizar la situación, anunció ayer la decisión de avanzar en la privatización de la empresa. Lo hizo con una foto del círculo íntimo de poder de la Casa Rosada tras una reunión que mantuvieron en el despacho del jefe de Gabinete, Guillermo Francos.
El anuncio, acompañado de una conferencia de prensa de Manuel Adorni, pareció más una movida política frente al caos aéreo y el malhumor explosivo de los pasajeros de vuelos demorados o cancelados, que a una decisión técnica sobre el futuro de Aerolíneas Argentinas.
Legalmente el Gobierno hoy no puede avanzar con la privatización de Aerolíneas Argentinas. La empresa fue eliminada de la lista de privatizables dentro de la Ley Bases.
Eso no implica que en el futuro Javier Milei no tenga la chance de votar una ley de privatización especial para la línea aérea. El radicalismo, la Coalición Civica, el PRO y por supuesto La Libertad Avanza están a favor de una privatización. El número para votar la ley estaría cerca.
Ahora bien, no está claro que el Gobierno esté decidido a iniciar ese camino. En la intimidad de la Casa Rosada se reconoce que una Aerolíneas Argentinas superavitaria, sin crisis sindicales y con rutas competitivas podría existir dentro del Estado sin necesidad de avanzar en una privatización.
Las alternativas que se analizan son igualmente imposibles por ahora desde el punto de vista técnico-legal.
La tercerización de servicios implicaría ceder la gerencia operativa, centro de poder de la presión de APLA. El cambio de control en esa gerencia es hoy la estrategia primordial de la conducción de Aerolíneas Argentinas. Desde allí se dirige la programación de todos los vuelos, es el corazón de la empresa y el centro de las amenazas y extorsiones de Biró que denuncia el gobierno. Esa gerencia tiene tres encargados de cada línea de operación, todos alineados con APLA, que presentaron su renuncia con fecha 30 de septiembre. Para ese momento la presidencia de Aerolíneas debería reemplazarlos pero no existe registro aun de que algún piloto esté dispuesto a tomar el cargo. Para ese momento el enfrentamiento con el sindicato podría endurecerse aún mas y gatillar nuevas denuncias.
Mauricio Macri se involucró esta semana en la pelea apoyando a Javier Milei y proponiendo tres caminos alternativos para avanzar con cambios en la empresa.
En su posteo en X propuso:
"1. Iniciar un proceso de quiebra, que permite dos opciones, la continuación de la empresa luego de reestructurarla (no se trasladan al adquirente los viejos convenios colectivos) o la realización de sus bienes.
2. La escisión de la empresa en dos (o tres) nuevas, una aérea y otra de servicios en tierra, también con nuevos convenios colectivos.
3. La rápida reducción de la empresa y la liquidación de sus activos por separado: los aviones a las nuevas ingresantes del mercado, los simuladores, el área de mantenimiento y la empresa de rampa por otro".
A estas opciones debería sumarse la de la "tercerización de servicios" que se lanzó como opción desde la Casa Rosada. Casi todos esos caminos hoy parecen imposibles, técnica y legalmente, como se dijo antes. El Gobierno no tiene ley de privatización, por lo que dividir la empresa en áreas de asistencia en tierra, operación de vuelos, entrenamiento en simuladores y mantenimiento, podría ser posible una vez que se sancione una norma en el Congreso, no antes.
La quiebra o liquidación por alguno de los caminos planteados exigiría en lo político la decisión de no asistir mas financieramente a Aerolíneas Argentinas. La existencia de activos en la empresa no sería el principal problema ya que hoy de las 82 aeronaves que tiene la empresa, más de 50 son contratadas por leasing. Casi todas las oficinas de la empresa que en algún momento representaron a Aerolíneas Argentinas y al país en el mundo ya fueron vendidas, por lo que llevar adelante la liquidación de activos no sería un inconveniente mayor. La cuestión a tomar en cuenta es que esa decisión estratégica aun no está tomada en el gobierno.
El mundo, además, hoy demanda aviones por lo que los lessors estarían más que dispuestos a recibir el devolución los Boeing 737 Max y los 800 que son la columna vertebral del servicio de cabotaje de Aerolíneas.
El resto de la flota propia está compuesta por el Embraer que mayoritariamente son propios comprados por Cristina Fernández de Kirchner y con financiamiento acordado con Luis Inacio Lula Da Silva, no tienen demasiada demanda en el mundo y que Aerolíneas viene analizando cambiar desde el gobierno de Mauricio Macri.
Dos de los Embraer alquilados protagonizaron una de las crisis que aceleró la situación en Aerolíneas. La nave debía ser devuelta al lessor en Estados Unidos y Biró ordenó a los pilotos que no hicieran ese vuelo, lo que detonó la decisión de la línea aérea de despedirlos.
El miércoles, finalmente, uno de esos Embraer , matrícula LV-GBK, despegó de Ezeiza a las 11 hs. hacia Estados Unidos. Con escala en Manaos se terminó cumpliendo con la devolución, aunque para hacerlo Aerolíneas Argentinas debió recurrir a pilotos brasileños que están afuera de la órbita sindical de Biró.