Persistente vulnerabilidad: 85% de los hogares que cobran asistencias sociales sigue siendo pobre

Aunque los esfuerzos gubernamentales por ampliar la asistencia social y combatir la pobreza se han intensificado, el último informe del Observatorio de Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) plantea serias preocupaciones sobre la persistente vulnerabilidad en el país.

El estudio revela que, a pesar de un aumento en la cobertura de programas sociales durante los últimos 20 años, el 85% de los hogares beneficiarios de estas ayudas permanecen en situación de pobreza. Incluso con la implementación de mecanismos compensatorios novedosos durante la pandemia, como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y bonos extraordinarios, los niveles de pobreza siguen siendo alarmantes.

El impacto inflacionario de diciembre y enero ha sido un factor determinante en el aumento de la pobreza en Argentina. El informe destaca que, a pesar de los esfuerzos del Estado para aumentar los valores de las transferencias de las políticas sociales, la población en situación de pobreza ha alcanzado el 57,4%, afectando a unos 27 millones de personas. Además, se estima que 7 millones de argentinos son indigentes, incapaces de cubrir las necesidades básicas de alimentación.

El aumento significativo de los precios generales, impulsado por la devaluación de diciembre, ha tenido un impacto directo en los hogares argentinos, especialmente en aquellos de clases trabajadoras o medias no beneficiarias de programas sociales, que experimentaron el mayor incremento de pobreza según el informe.

Resulta sorprendente que, a pesar del constante aumento en el porcentaje de población que ha recibido diversos planes de ayuda social en las últimas dos décadas, la pobreza persista en niveles preocupantes. Los hogares beneficiarios de políticas sociales presentaron un nivel de pobreza del 85,5% en enero de 2024, resaltando la necesidad de una revisión exhaustiva de la efectividad de las políticas de ayuda social.

El informe también señala que, aunque las transferencias sociales disminuyen los niveles de pobreza e indigencia, el impacto no es tan significativo como se esperaría. Durante 2023, las transferencias de políticas sociales solo lograron una disminución de la pobreza en un 4,4%, mientras que el efecto inmediato sobre la indigencia se redujo a un 10,5%.

El aumento de la brecha entre categorías socioeconómicas también es evidente, con hogares de estrato muy bajo y déficits educativos mostrando una mayor proporción de cobertura por programas sociales. A pesar de estos programas, la capacidad de ahorro de los hogares argentinos ha disminuido, siendo apenas el 11% de los hogares el que declara tenerla.

En resumen, el informe pone de manifiesto la necesidad de revisar las políticas sociales implementadas en las últimas dos décadas y abordar de manera más efectiva las raíces estructurales de la pobreza en Argentina.