La verdad del Presupuesto 2025: la presión tributaria seguirá agobiando a los argentinos
La estimación de inflación para el año próximo se cruza con los pronósticos de todos los economistas. El peligro de mantener el atraso cambiario. El agro espera novedades con impaciencia.
El proyecto de ley de presupuesto que el Ejecutivo envió al Congreso tiene algunos supuestos macroeconómicos que lucen difíciles de cumplir, pero, además, deja entrever que, por ahora, no debería esperarse una baja de impuestos, por el contrario, la carga tributaria aumenta en 2025 de acuerdo a los datos presentados.
El primer dato económico que genera dudas es la inflación estimada para este año. Para todo 2024 se estima una inflación del 104,4%. Considerando que restan cuatro meses para terminar el año y que la inflación acumulada hasta agosto es del 94,8%, en el período septiembre-diciembre, la inflación promedio mensual debería ubicarse en el 2,3% mensual.
La economía viene de un cuatrimestre del 4,4% promedio mensual y al gobierno le está costando perforar el piso del 4%. En el último cuatrimestre debería bajar la inflación mensual a cerca de la mitad de la velocidad a la que viene teniendo.
Es más, dentro del Índice de Precios al Consumidor hay un ítem que es la inflación núcleo. ¿Qué es la inflación núcleo? La que no incluye los precios regulados como, por ejemplo, los servicios públicos y los precios de los bienes con estacionalidad como ciertas frutas y verduras. En definitiva, la inflación núcleo muestra la evolución de los bienes y servicios que son libres de controles del gobierno.
Justamente la inflación núcleo es la que miran en el BCRA y en el gobierno para ver cómo se puede comportar la inflación.
Ahora bien, en mayo la inflación núcleo fue del 3,7%, en junio fue del 3,7%, en julio del 3,8% y en agosto llegó al 4,1%. No se puede decir que la inflación se está disparando, pero claramente se mantiene en niveles cercanos al 4% mensual y con fuerte resistencia a la baja, a pesar de anclar y atrasar el tipo de cambio para tratar de frenar la tasa de inflación.
Todos estos datos hacen pensar que el objetivo de 104,4% de inflación para este año luzca complicado de alcanzar.
La inflación para el 2025 está prevista en el 18,3% anual, esto implica una tasa de inflación promedio del 1,4% mensual, en tanto que el tipo de cambio aumentaría otro 1,4% mensual. Dicho en otras palabras, se mantendría el atraso cambiario que hoy se observa en la economía y genera distorsiones importantes.
Por ejemplo, en julio pasado el 17% de los argentinos que viajaron al exterior lo hicieron a Chile, el segundo destino luego de Brasil. El destino Chile es básicamente por tours de compra de uno o dos días porque el dólar en Argentina está barato y los bienes en Chile muy baratos para nosotros porque Chile tiene libre importación, con un arancel mínimo de importación y menor carga impositiva.
Un tema que no es menor sobre cómo afecta al sector agropecuario, es esta política cambiaria y lo que surge del presupuesto en materia impositiva.
En primer lugar, en el presupuesto no está previsto una baja de los derechos de exportación, por el contrario, se estima un aumento del 100% en la recaudación de los derechos de exportación los que mayoritariamente provienen del sector agrícola.
En segundo lugar, hay que tener en cuenta que el sector agrícola está trabajando con una rentabilidad muy finita, es decir, una rentabilidad muy baja.
Para aumentar la rentabilidad tiene que lograr aumentar los volúmenes de producción, ya sea logrando más rindes por hectárea y/o alquilando más campos. Esto implica arriesgar capital porque para aumentar los rindes por hectárea hay que invertir en fertilizantes y demás agroquímicos más alquiler de campos.
Esa inversión se enfrenta con: precios de los granos en baja, tipo de cambio atrasado, derechos de exportación que no bajan y la posibilidad que haya niña, es decir, pocas lluvias, además de insumos que el sector tiene que pagar a un dólar más alto del que recibe por sus exportaciones.
Con estos datos, uno puede pensar que, con atraso cambiario, el saldo de cuenta corriente del balance de pagos no sea positivo como espera el gobierno, salvo que continúe la recesión y las importaciones sean mínimas como ocurrió este año.
En ese caso la economía no crecería el 5% y los ingresos tributarios no aumentaría como se plantea en el presupuesto.
Otro dato que llama la atención es la estimación del aumento en la recaudación del impuesto a los combustibles que sube el 155% en 2025 respecto a 2024. Con una inflación del 18% estimada para el año que viene, o aumentan el impuesto a los combustibles o habrá un fuerte aumento en el precio de los combustibles.
En definitiva, en materia impositiva, se espera que los ingresos tributarios pasen del 22,37% del PBI este año al 22,92% del PBI en 2025.
Este dato nos está diciendo que el sector privado no tendrá alivio fiscal. Y aquí viene el punto a debatir. Según el gobierno la baja de impuestos se producirá cuando la economía crezca en forma sostenida. Una vez que se vea que se sostiene el crecimiento, entonces se bajarán los impuestos.
Más allá de lo difuso que decir crecimiento sostenido porque no sabemos si estamos hablando de un semestre, de un año o de 3 años, lo cierto es que cabe preguntarse: ¿puede crecer la economía con esta carga tributaria?
Si por crecimiento entendemos aumento en la tasa de inversión, ¿quién va a invertir con esta carga impositiva si Argentina es el segundo país en el mundo con mayor presión impositiva sobre las empresas luego de la isla de Comoras que está frente a África?
Si bien hay varios factores que alejan las inversiones de Argentina, uno de los principales es la presión tributaria y no está previsto, por ahora, que la misma vaya a bajar.
El presupuesto tiene estimaciones en las variables económicas de dudoso cumplimiento como es el caso de la inflación o de la tasa de crecimiento económico, pero lo que deja en claro es que continuará el atraso cambiario y la presión impositiva seguirá siendo alta para el sector privado.
Con atraso cambiario no puede esperarse un final feliz. Esto ya lo vivimos varias veces. Y con esta carga tributaria pensar en una lluvia de inversiones tampoco luce poco probable.
En síntesis, una cosa fue el discurso que Milei dio en el Congreso, más que nada dirigido a su militancia y otra cosa es el contenido del presupuesto con supuestos bastante alejados de su posible cumplimiento y las conclusiones que uno puede sacar sobre el futuro de la economía.
MDZ