Industria automotriz argentina busca despegar y no quedar a la sombra de Brasil
Fabricantes de automóviles argentinos trazan una hoja de ruta para enfrentar desafíos y aprovechar oportunidades en un escenario global cambiante, mientras buscan evitar quedar rezagados respecto a Brasil.
La industria automotriz argentina se encuentra en un momento crucial, con necesidades urgentes y planes a largo plazo. Los constantes cambios en la política económica del país se suman a las transformaciones en el escenario mundial, mientras el sector se enfrenta al desafío de adaptarse a la era de la movilidad y la electrificación.
Ante esta situación, el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA) y la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA) han trabajado en conjunto para diagramar una hoja de ruta que asegure la continuidad y el crecimiento del sector a mediano y largo plazo. El resultado fue la creación de la Visión Estratégica 2020-2030, un documento que traza una mirada macro de la industria automotriz y propone una serie de pasos a seguir.
La electrificación se posiciona como una tecnología clave para el futuro de la industria, aunque Argentina está recién ingresando en esta era. En medio de urgencias como la matriz impositiva y la deuda con proveedores internacionales, los fabricantes argentinos buscan no quedar rezagados y adaptarse a los cambios tecnológicos y regulatorios que implica la nueva era de la movilidad.
La necesidad de integración con Brasil, la inserción del autopartismo en la cadena de valor global y la promoción de exportaciones son aspectos fundamentales para el crecimiento del sector. Sin embargo, la situación económica y política del país plantea desafíos importantes, como la necesidad de alcanzar el equilibrio fiscal para desahogar a la industria de impuestos y aranceles.
En este contexto, los fabricantes argentinos instan al gobierno a brindar incentivos que impulsen la inversión y el crecimiento del sector a largo plazo. La industria automotriz argentina se enfrenta a una encrucijada, donde la capacidad de adaptación y la capacidad de respuesta del gobierno serán determinantes para su futuro.