Crisis en Venezuela

El peronismo kirchnerista se despega de Nicolás Maduro y solo los sectores más radicales lo acompañan

Por más que la mayoría de las miradas adviertan sobre un silencio cómplice, para el kirchnerismo es todo un desafío quedarse callado sobre lo sucedido en Venezuela. Nadie apoyó lo hecho por Maduro.

Redacción Nuevo Día
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Desde hace unos cuantos meses, Axel Kicillof parece inclinarse, sin decirlo, por circular por la "ancha avenida del medio", aunque en estos tiempos pareciera que fuera un revolucionario de la izquierda trokista. Observadores, varios intendentes ya coinciden en que "empieza a hacer larretismo" por su administración a las definiciones tajantes sobre temas de interés medular para el cristinismo kirchnerista.

La comparación con Horacio Rodríguez Larreta, que prefería no radicalizarse ante la halconizada Patricia Bullrich, es una mezcla de elogio y chicana. Todos los medios le preguntaron a su entorno sobre qué piensa por lo que sucede en Venezuela luego de la escandalosa elección en la que la oposición volvió a perder luego de un descomunal fraude, y su decisión es "no decir nada hasta que todo se aclare".

"No se puede emitir opinión desde Buenos Aires, a miles de kilómetros de distancia". En el kirchnerismo prefieren seguir los ejemplos de Brasil y México, ideológicamente más cercanos a Nicolás Maduro, que lo que hicieron Chile y Colombia, también conducidos por presidentes de izquierda que, decididamente, rechazaron el resultado oficial brindado por el chavismo.

El silencio de Kicillof no es táctico sino estratégico. Toda su historia lo ubicó afín con los intereses chavistas pero lejos estuvo del reboleo de bolsos o captación de los que llegaban vía Antonini Wilson. Nadie lo puede ubicar en el centro derecha por no hablar. Ya quedarse callado es todo un mensaje en estos tiempos.

En otros momentos políticos, que un funcionario dependiente de un gobernador en un sentido u otro, como lo hizo el ministro de Desarrollo Humano, Andrés "El Cuervo" Larroque, hubiera significado una idea concreta de apoyo al director. Sin embargo, el jefe de Estado bonaerense no es de agitar por terceros, algo que le endilga Máximo Kirchner cada vez que escucha una crítica hacia su persona de parte de Larroque o Jorge Ferraresi, intendente de Avellaneda aliado suyo. "Larroque habló por su cuenta", sentenciaron en las cercanías de la Residencia de la calle 5.

El único que tiene ese rol es Carlos "Carli" Bianco, y tampoco dijo nada con respecto a algún respaldo en favor de la actitud adoptada por Nicolás Maduro. Ni siquiera La Cámpora se animó a hacer nada al respecto y, cuando a la mañana se conoció un comunicado oficial del gobierno bolivariano donde se incorporó a la agrupación que conduce Kirchner como una de las tantas que apoyó el resultado fraudulento, los exjóvenes para la liberación salieron raudamente a desmentir esa situación.

Extrañamente, tampoco habló Sergio Massa, siempre crítico del gobierno chavista. A Cristina Fernández de Kirchner no se le escuchó la voz, algo que todo kirchnerista de bien espera para fijar su postura al respecto. Entre los cuatro miembros más importantes del peronismo kirchnerista renovador no hubo una estrategia sino una coincidencia sobre qué era conveniente hacer y cómo pararse ante un fraude electoral que puede provocar un caos social sin precedentes en el país caribeño.

Además de Larroque, Pablo Moyano fue el otro dirigente de peso en la estructura de Unión por la Patria que apoyó a Maduro. La cúpula de la CGT, de la que Moyano forma parte, exigió a Maduro que muestre las actas de escrutinio, que es casi lo mismo a pedirle que reconozca la derrota; mientras que Luis Barrionuevo, fiel a su estilo, directamente habló de fraude.

Sin embargo, quien más al fleje fue con respecto al tradicional lenguaje K, fue el intendente de Escobar, Ariel Sujarchuk, quien advirtió que "ningún dirigente que defienda la democracia puede avalar el presente de Venezuela". En el otro lugar de la mirada, apoyando el sistema electoral bolivariano, se encuentran los demás miembros del mundo kirchnerista, como los provenientes de grupos muy minoritarios y marginales.

¿Se puede considerar un silencio cómplice? Le preguntó MDZ a un importantísimo dirigente opositor. "No, qué cómplice. Hay muchísimas irregularidades, por decirlo de alguna manera, que nosotros no respetamos. El peronismo siempre ganó con los votos de la gente y nos fuimos siempre que perdimos", y agregó: "Lamentablemente, hay que escuchar a algunos compañeros del espacio que insisten que no hubo fraude. Es indudable que hay cosas que debemos revisar de nuestro formato futuro". De a poco, reaparece el kirchnerismo de buenos modales.

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