Caputo impulsa la destrucción de pesos y prepara el terreno para levantar el cepo antes de lo previsto
Con el Bopreal y la recompra de deuda en dólares, el Gobierno acelera la absorción de pesos y apunta a un levantamiento anticipado del cepo cambiario. La brecha cambiaria disminuye, mientras Wall Street observa con interés las medidas de Milei.
El proceso de destrucción de pesos liderado por el presidente de Banco Central, Luis "Toto" Caputo, apunta a acelerar el levantamiento del cepo cambiario, según fuentes cercanas al gobierno. Con la colocación de casi USD 1.200 millones de Bopreal y la recompra de deuda en dólares, el Estado busca reducir la base monetaria y presionar a la baja el tipo de cambio.
El jueves pasado, el Banco Central destinó cerca de USD 1.200 millones de Bopreal a importadores, lo que equivale a la absorción de aproximadamente 100.000 millones de pesos. Además, el viernes, el Tesoro anunció la recompra de deuda en dólares al Banco Central, una operación que implica la absorción de cerca de 2,9 billones de pesos, alrededor del 30% de la circulación monetaria.
La estrategia de reducir la cantidad de pesos en circulación, denominada coloquialmente "Plan Platita" al revés, busca disminuir la brecha cambiaria y avanzar en la liberación del cepo cambiario antes de lo previsto. La caída de los dólares financieros en los últimos días evidencia la efectividad de estas medidas, con el tipo de cambio libre perforando los $1.100 y la brecha cambiaria alcanzando niveles del 25%.
El presidente del Banco Central, Javier Milei, ha expresado la intención de liberar las restricciones cambiarias y unificar el mercado de cambios para mediados de año. Sin embargo, la rápida absorción de pesos y las medidas tomadas indican que el levantamiento del cepo podría ocurrir antes de lo planeado inicialmente.
La "aspiradora" de pesos también implica una reversión de la expansión monetaria implementada por el exministro de Economía, Sergio Massa, durante la segunda mitad de 2023 para estimular la actividad económica y asegurar victorias electorales. La caída de los dólares financieros es una consecuencia directa de esta política de destrucción de pesos.
El gobierno enfrenta ahora un dilema crucial sobre la tasa de devaluación del dólar oficial, que actualmente se sitúa en un 2% mensual. Con una inflación cercana al 15% en febrero y posiblemente en marzo, mantener esta tasa se vuelve insostenible más allá de abril. La posibilidad de una devaluación más pronunciada o la unificación cambiaria se presenta como la opción más viable para evitar el atraso del dólar oficial, característico de los gobiernos kirchneristas.
Nuevos instrumentos se han sumado en las últimas semanas para limpiar el excedente de pesos en el mercado. La colocación del bono en dólares a importadores y la recompra de deuda en dólares al Banco Central son estrategias que apuntan a mantener la presión sobre el tipo de cambio y acelerar la destrucción de pesos.
La recompra de bonos al Banco Central, posible gracias al superávit primario alcanzado en enero y la exitosa licitación de bonos en pesos del Tesoro, se suma a las acciones del gobierno para equilibrar las cuentas públicas y generar confianza en los inversores. La salida anticipada del cepo permitiría que el mercado determine el nuevo tipo de cambio de equilibrio, con el respaldo de un balance del Banco Central más saneado.
A pesar de la euforia de los inversores en Wall Street respecto al nuevo rumbo económico liderado por Milei, la economía real enfrenta desafíos significativos. La caída de las ventas, el desplome del salario real y la licuación del ingreso de los jubilados son aspectos que generan preocupación.
La estabilidad fiscal alcanzada en enero es un indicador positivo, pero persisten las dudas sobre su sostenibilidad. La posible continuidad de la reducción de haberes jubilatorios como variable de ajuste es cuestionada, especialmente considerando la inflación acumulada del 254% y el aumento de los haberes jubilatorios en un 119% en los últimos doce meses.
La mirada de Wall Street hacia el mercado argentino ha vuelto, con algunos fondos de cobertura comprando cerca de USD 2.000 millones en acciones argentinas. Sin embargo, los grandes inversores aún no han ingresado en gran medida. El optimismo sobre el plan de Milei es acompañado por múltiples riesgos, desde la ejecución de futuras reformas hasta la crisis social y la resistencia política al cambio.
Los inversores observan con atención el rumbo de Milei y la determinación del gobierno en este "ajuste ultra ortodoxo". Sin embargo, el éxito de estas medidas depende de la capacidad de mantener el equilibrio fiscal en los próximos meses, una tarea que será clave no solo para la estabilidad económica sino también para recuperar la confianza de los inversores. En un contexto donde los riesgos son evidentes, la salida del cepo se presenta como una medida estratégica que, de concretarse, podría marcar un nuevo capítulo en la economía argentina.