Congreso: el fin de la hegemonía K
Si en octubre se repiten los números del pasado domingo, Scioli controlaría el Senado pero estaría lejos del quórum en Diputados. Macri presidente, en cambio, deberá negociar con los K y armar alianzas
El
Congreso vive el fin de un ciclo marcado por la hegemonía del partido de
gobierno. En esto coinciden todos los analistas parlamentarios a la hora de
evaluar los resultados de las últimas primarias nacionales (PASO).
De
mantenerse los números obtenidos por las seis fuerzas políticas que competirán
el 25 de octubre, se conformará un nuevo escenario político en el que ningún
partido tendrá las llaves de ambas cámaras y deberá sí o sí sentarse a negociar
y a construir consensos para cada iniciativa importante.
De
llegar a la Presidencia, Daniel Scioli, el candidato del oficialismo, será
quien, así y todo, tendrá las cosas más sencillas. El Senado, en el que hoy el
kirchnerismo tiene quórum propio y avanza a paso firme gracias a un puñado de
aliados, se convertirá en una cámara aún más amable. El FpV pasará a tener 44
miembros y quedará a sólo cuatro de los dos tercios que se necesita para hacer
prosperar propuestas importantes como el nombramiento de nuevos integrantes de
la Corte Suprema de Justicia.
En
cambio, en Diputados el actual gobernador bonaerense tendría un panorama más
complejo que el que tiene Cristina Fernández de Kirchner.
Hoy
el FpV posee quórum propio (129 legisladores) gracias a un trabajo fino que
hacen las espadas K junto a sus aliados. Pero en este turno electoral el
kirchnerismo renueva la estupenda elección que Fernández de Kirchner hizo en
2011, cuando triunfó con el 54% de los votos; con el 38,5% que obtuvo el FpV el
pasado domingo, el bloque oficialista perdería al menos 18 escaños y quedaría
con 101 diputados.
A
ellos se deberían sumar 11 aliados permanentes del kirchnerismo (Frente Cívico
santiagueño, Movimiento Popular Neuquino y monobloques), con lo que el
actual oficialismo llegaría a los 112 miembros. En este caso, necesitaría de 17
opositores para lograr quórum.
Más
complejo sería el escenario, en ambas cámaras, para Mauricio Macri si se
transforma en el próximo presidente. Hoy el Pro tiene sólo tres senadores y
podría sumar otro más en caso de que Laura Rodríguez Machado resulte electa por
Córdoba (encabeza la lista de Cambiemos, tras la renuncia a la candidatura que
hizo Luis Juez).
Sus
socios, los radicales, tienen hoy una bancada de 13 miembros pero perderían
tres (la banca de la cordobesa Marta Borello pasaría a Rodríguez Machado, no
renovarían un escaño de Chubut y además perderían una de las dos bancas que
tienen vía el Frente Cívico de Catamarca). La Coalición Cívica tiene una
legisladora, Magdalena Odarda, pero no está dentro del frente Cambiemos e
integra la bancada que apoya a Margarita Stolbizer.
De
modo que Macri podría tener sólo 14 senadores de llegar al poder. Así, no
tendría otra opción que negociar con el kirchnerismo pues ni siquiera acordando
con las otras bancadas opositoras podría lograr quórum.
En
esta cámara, el PJ no K, incluido los dos legisladores que ingresarían por el
delasotismo, mantendría ocho miembros. En tanto la centroizquierda alineada en
Progresistas quedaría reducida a sólo tres integrantes. A ellos se suman los
dos miembros del Movimiento Popular Neuquino, aliados circunstanciales del
kirchnerismo, y la banca unipersonal que tiene Carlos Menem.
En
Diputados, Macri tendría, al revés de Scioli, una mejor situación que en el
Senado. Pero aún así estaría muy lejos del quórum. Entre los bloques de Unión
Pro (llegaría a 36 escaños), la UCR (tendría 42) y la CC (5), Cambiemos podría
tener un núcleo duro de 83 legisladores.
El
mínimo de 129 diputados necesarios para poder votar cualquier iniciativa
estaría en este caso a 46 sufragios de distancia y las leyes que exigen una
mayoría calificada, como las electorales o la autorización de endeudamientos,
demandarían mayor esfuerzo todavía.
En la
Cámara baja, los 23 diputados que tendría el Frente Renovador de Sergio Massa
si éste repitiera en octubre su performance del domingo, serían de una ayuda
inestimable para Macri. Lo mismo que los siete que podría pasar a tener la
delasotista bancada de Unión por Córdoba. El resto del PJ no K (electorado al
que el candidato de Cambiemos está direccionando su mensaje proselitista)
concentraría otros siete miembros, entre los legisladores de Adolfo Rodríguez
Saá y los de Mario Das Neves.
Pero
para llegar al quórum, sin necesidad de negociar con el kirchnerismo, Macri
debería también seducir a la centroizquierda, aunque con escasos nueve votos
(socialistas, GEN y el bloque de Martín Lousteau) tampoco le alcanzarían ya que
llegaría a 125. Sí o sí, debería acudir a la ayuda de monobloques que suelen
jugar con el oficialismo. Es improbable que los cuatro miembros que tendrá la
izquierda combativa (FIT) acuerden algo con Macri.
Para
Scioli, en cambio, bastaría trabar buena relación con un sector del PJ
disidente (el delasotismo, el dasneveísmo y el saaísmo) y reforzar la seducción
a los potenciales aliados circunstanciales que están diseminados en la docena
de monobloques.