¿Quiénes son el padre y el hijo que recorrieron Argentina en una bici de reparto?
Quique, un trabajador de la construcción de Trelew, modificó una antigua bicicleta de reparto para cumplir el sueño de su hijo: recorrer el país juntos. Durante años, y con esfuerzo, pedalearon más de 23 provincias, siendo recibidos por intendentes, escuelas y familias. Una historia real de amor, resiliencia y un viaje inolvidable que comenzó cuando Erick tenía apenas cinco años.
Hay historias que nos reconcilian con lo esencial, con la fuerza del amor, la voluntad y los sueños compartidos. La de Quique y su hijo Erick es una de ellas. Todo comenzó cuando el pequeño, con apenas cinco años, vio una foto de una ciclista amiga de su padre recorriendo montañas y rutas con una alforja. Fue entonces cuando le dijo: "¿Y por qué no lo hacemos nosotros, papi?".
Quique -albañil, pintor y deportista de Trelew- no dudó. Modificó una vieja bicicleta de reparto que usaba para llevar herramientas de trabajo, le adaptó una butaca segura y comenzó la aventura más transformadora de su vida: recorrer la Argentina con su hijo, en una bici cargada de sueños y más de 100 kilos de equipaje.
"No fue idea mía, fue idea de Erick", aclaró en diálogo con Rock y Frío, y agregó: "Recorrimos todo, desde Rawson hasta La Quiaca... y más allá. Porque el país no termina en La Quiaca: hay que ir 17 kilómetros más, hasta Llavi, para decir que viste todo".
Durante los años del viaje, padre e hijo visitaron 23 provincias. En cada lugar, los esperaban con afecto. "En muchas municipalidades nos dieron alojamiento, comida. La gente nos reconocía, nos decían: ‘Sos Quique, el del viaje con el nene'. Nos daban una mano sin pedir nada a cambio", relató con emoción.
La bicicleta, a la que llaman "La Poderosa", conservó su esencia de reparto. Sólo se le modificó la caja de cambios y el asiento delantero donde iba Erick, asegurado con cinturón, casco y respaldo. "Hubo gente que me la quiso comprar muchas veces, pero no la vendo. Esa bici tiene historia. Es parte de nosotros".
La travesía no fue solo física. Fue una experiencia de vida. Erick aprendió fotografía con su papá, compartieron charlas a la vera del camino, dormidas en carpas y comidas improvisadas en medio de la ruta. "Pedaleábamos más de 90 kilómetros por día. A veces 150. Una vez cruzamos de San Juan a Mendoza en plena noche, comiendo algo en el arcén", recordó.
A pesar de las advertencias, del "no se puede", Quique siguió adelante: "El 90% me decía que estaba loco, que era peligroso. Pero lo hicimos igual. Porque el amor de un hijo te da fuerza. Y él me lo pidió".
Hoy, Erick ya no es aquel niño pequeño. Es boxeador, sigue vinculado al deporte, y aunque su camino se orientó a otra disciplina, conserva esa historia compartida con su padre como una enseñanza de vida. Quique, en tanto, planea una próxima travesía a México con su perra Luli, una fiel compañera que ya reconoce la mochila como señal de partida.
"Estoy recuperándome de una cirugía. Me operaron seis veces el estómago. Pero para fin de año quiero volver a salir. Me cuido, escucho a los médicos... aunque me cuesta no tomar mate", confesó entre risas.
Su historia puede seguirse en redes sociales como Kike Erick, tanto en Facebook como en Instagram. Allí comparte imágenes, recuerdos y sigue conectando con quienes se emocionan con su ejemplo.
"Todo esto lo hice porque mi hijo me lo pidió. Y porque no hay mayor viaje que el que se hace con amor", cerró Quique.
Produccion: @pabloeduardomouesca
(Diario Nuevo Día)
