Río Gallegos también gritó Ni Una menos, en una consigna que desde hace 6 años se sostiene en Argentina y se contagia al mundo
En el marco del 3 de junio fecha que en Argentina cobró especial importancia, impulsado por el movimiento de mujeres y disidencias ante la ola de violencia de género y femicidios que aún hoy sigue siendo un tema de agenda que interpela al estado en todos sus estratos y a la justicia para que apliquen políticas efectivas para frenar este flagelo.
El movimiento de mujeres de Río Gallegos, nucleado principalmente en la Mesa Feminista Independiente marchó en el marcho de un nuevo 3J Ni una Menos, fecha que desde hace 6 años a esta parte se convirtió en consigna y momento fundamental en que los pedidos de justicia y las deudas que sufren las mujeres y disidencias en Argentina son expuestas al unísono, con nombres propios, con rostros, fechas y pedidos concretos hacia la justicia.
Desde el nacimiento del movimiento, en 2015 varias e importantes fueron las conquistas alcanzadas, como la sanción de la Ley Micaela, de la Ley Brisa de reparación a hijos e hijas de las víctimas, el entendimiento y la aplicación del femicidio como carátula de los crímenes, como también la investigación con perspectiva de género.
En Santa Cruz, las causas de Marcela Chocobar, Liseth Barrera, Zulma Malvar y Estefanía Rosales, son parte del grito permanente que en cada fecha se hacen presentes, al igual que las denuncias por abuso que duermen en los despachos judiciales y las denuncias cotidianas que en muchos casos, ante la falta de dispositivos efectivos y políticas públicas, terminan engrosando una de las estadísticas críticas que a nivel país se vivencian.
Al mismo tiempo, las consignas se aunan y año a año suma nuevas premisas, nuevos reclamos, en este caso la aparición con vida de Tehuel De La Torre, visto por última vez el 11 de marzo pasado y también el reconocimiento salarial y con vacunas a las cocineras comunitarias y a quienes desempeñen labores en esos espacios, como las trabajadoras del merendero Sonrisas Poderosas, quienes en el barrio Madres a la Lucha sostienen de hace más de un año espacios alimentarios fundamentales para la comunidad que allí asiste.
A 6 años, muchas cosas cambiaron, desde lo cultural, aunque siguen existiendo dudas, desde lo estructural, social y político para seguir avanzando en los reclamos hacia una sociedad más justa y sin violencia, también en Santa Cruz. (El Diario Nuevo Día)