Llegó a Santa Cruz desde el Caribe, tenía un solo día para cumplir su sueño de conocer el glaciar Perito Moreno y un taxista calafatense desafió la nieve para llevarla
Moraina viajó de Puerto Rico a recorrer la Patagonia, el frío extremo la condicionó y solo le había quedado un día para conocer el glaciar: Carlos, taxista, se animó a llevarla en medio de la nieve y el hielo.
Moraima tenía un sueño y un problema. El sueño, conocer el glaciar Perito Moreno. El problema, con tanta nieve se había demorado su ingreso a la Argentina desde Puerto Natales en el sur de Chile. Cuando por fin pudo entrar a Santa Cruz y llegar a El Calafate, solo tenía un día para llegar a esa gigantesca mole congelada: al siguiente debía volar de regreso a su país para volver al trabajo. En ese lugar del planeta con cuatro grados bajo cero, 40 menos que en las islas del Caribe, había tanta nieve e hielo en la ruta que no era fácil conseguir como recorrer esos 86 kilómetros hasta el ingreso al Parque Nacional Perito Moreno. Hasta que encontró la manera.
«Sí, te llevamos»: Al glaciar Perito Moreno en taxi entre la nieve
A Moraima le recomendaron llamar a Carlos, taxista de El Calafate, que con su Sandero reluciente se le atreve a cualquier misión. De 45 años y gran experiencia la nieve como conductor de camiones, también maneja un taxi y hace salidas al glaciar Perito Moreno y a El Chaltén, las dos perlas de Santa Cruz. Cuando su mujer y coequiper recibió la consulta de la viajera caribeña, miraron el pronóstico y vieron que se abría una ventana favorable para ir el día siguiente, siempre con extrema precaución por la nieve caída, el hielo y el frío. Le dijeron que sí, que Carlos la llevaría. No fueron muchos los que se animaron a ir esa mañana de rutas cortadas en la provincia del sur.
Con las cuatro cubiertas siliconadas, el viaje transcurrió sin emergencias y con velocidad reducida para disminuir riesgos: esos 86 kilómetros en esas condiciones invernales pueden llevar entre una hora y media y dos de viaje. Ya en el ingreso al parque nacional Perito Moreno, Carlos sumó las cadenas por disposición del PNPM.
Carlos es de Bariloche, hace 20 años que vive en El Calafate y cuando sale un viaje al glaciar por lo general suele quedarse en el estacionamiento y después salir a disfrutar a un rato de esa maravilla de la naturaleza con su equipo matero, mientras los clientes recorren las pasarelas y vuelven asombrados.
Cuenta que en este trabajo hay que ser paciente, que la clave es no apurar a nadie, que esa oportunidad única de conocer ese glaciar asombroso merece el tiempo que los clientes quieran tomar. Y sabe que cuando baje del auto y vaya a dar una vuelta por las pasarelas, él también se va a sorprender como cada día, porque el Perito Moreno siempre es increíble aunque no siempre sea el mismo.
Esta vez, como no vieron a nadie cerca, optó por acompañarla. Hundieron las botas en la nieve y avanzaron, las piernas se hundían 30 centímetros. Estaban solo, hicieron la huella. Minutos después la pasajera no podría creer lo que vería.
Caminata por las pasarelas entre la nieve de cara al glaciar Perito Moreno
«Ella estaba feliz, caminaba por las pasarelas nevadas y no podía creer el panorama», cuenta Carlos. Los copos blancos también se posaban sobre las ramas de los árboles y detrás, como salido de un sueño, aparecía el glaciar en toda su deslumbrante dimensión, con ese solcito que se asomaba para que todo se viera aún más lindo.
Carlos sabía que llegaba el momento que más le gusta: «Ver esas caras felices no tiene precio. Es una satisfacción. La gente, agradece, abraza, llora. Vienen turistas de todo el mundo. Y todos reaccionan igual. como Moraima. Ella, además, estabas sorprendida por la diferencia de 40 grados entre Puerto Rico y la Patagonia. Se fue feliz. Dijo que iba a volver».
Cuánto cuesta el viaje en taxi de El Calafate al glaciar Perito Moreno
El servicio de viaje en taxi desde El Calafate al glaciar Perito Moreno cuesta 120 mil pesos. Pueden viajar cuatro pasajeros. En estos día de nieve e hielo hay que calcular entre una hora y media y dos de ida y otro tanto de vuelta para recorrer esos 86 kilómetros. Incluye la espera. ¿Cuánto tiempo? «Nos quedamos en el estacionamiento a disposición del pasajero. No los apuramos, los dejamos que recorran tranquilos. Vienen de todo el mundo. Si ellos se van felices, nosotros también», dice Carlos. (Río Negro)