MUERTE DEL PAPA

La visita fallida del papa Francisco a Santa Cruz, el video y la carta que envió a la provincia

Iba oficiar la misa por los 500 años de la primera eucaristía celebrada en la Argentina, pero fue cancelada por la pandemia. Francisco envió un mensaje por el coronavirus.

Redacción Nuevo Día
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 En abril de 2020, el Papa Francisco dejó un mensaje a la diócesis de Río Gallegos donde confirmó que no viajaba a la Argentina para la celebración por el aniversario de los 500 años de la primera misa en territorio argentino que se hizo en Puerto San Julián.


En ese momento, era  obispo Jorge Ignacio García Cuerva, quien organizaba  una gran misa con toda la comunidad para conmemorar la primera Eucaristía celebrada en territorio argentino quinientos años atrás en el Puerto San Julián. La pandemia cambió todos los planes. 

En ambientes eclesiásticos se había especulado con que el pontífice podría regresar a su tierra natal para esa conmemoración religiosa, pero ahora quedó descartado y  se hablaba de una remota posibilidad en 2021, que obviamente nunca sucedió. 

"Los acompaño desde acá. Por supuesto que me hubiera gustado ir allí pero no se puede todavía porque este año estoy lleno de viajes comprometidos. Pero los acompaño con el corazón", dijo en un video dedicado a la diócesis local durante la visita al Vaticano del obispo de Río Gallegos, Jorge García Cuerva.

El pontífice pidió que durante la celebración "acompáñense entre ustedes y que el festejos sea hecho por ustedes" y sugirió: "Que no sea un festejo importado o comprado, que sea un festejo manufacturado por ustedes, que lo hagan con vuestras manos y corazón".

"A mí me llama la atención cuando en esa parábola que Jesús muestra al hombre que invitó a la fiesta a los importantes de su pueblo y que ninguno quiso ir, metieron una excusa... entonces ¿qué dijo este hombre que es imagen de Dios? Dijo: 'vayan por los caminos, vayan por todos lados y traigan a todos, sanos, enfermos, grandes, chicos, buenos, malos, a los justos, a los pecadores, todos'. La Iglesia es lugar para todos", remarcó.

"Sí, padre, pero yo a la Iglesia no puedo ir porque tengo cada herida dentro... ¡Querido! La Iglesia es un hospital de campaña, ahí te van a querer, claro, si nosotros los que estamos, también abrimos el corazón", agregó.

"Yo les tengo miedo a esos catolicones que se creen los únicos justos; son como los fariseos en tiempos de Jesús que condenan a los demás", indicó, y explicó: "La Iglesia es de todos, y Jesús nunca dice que en el cielo va a haber fiesta cuando vengan los justos; no, dice que va a haber fiesta cuando un pecador se acerca, cuando alguien que se siente indigno se acerca a Jesús".

"Jesús nunca se cansa de perdonar, el nombre de Jesús es Misericordia, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón". "Armen ustedes la fiesta como puedan, que toda la diócesis esté contenta porque Dios quiso providencialmente que fuera precisamente ese lugar, en vuestra diócesis donde se celebrara la primera misa en territorio argentino", dijo.

"Los felicito, preparen bien las cosas, abran el corazón a todos y también al Papa, recen por mí que necesito. Que Dios los bendiga a todos, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y que la Virgen los cuide. Adiós", finalizó.

La carta

La visita fallida del papa Francisco a Santa Cruz, el video y la carta que envió a la provincia



Además, el Sumo Pontífice envió una carta, ya que  esa misa fue  a puertas cerradas, y se transmitió, completa, por televisión y redes sociales.

Allí en su homilía García Cuerva dio un emotivo mensaje en el marco de la pandemia, recordó la expedición de Magallanes y antes de despedirse leyó el mensaje del Papa que impreso ocupó tres carillas. Antes ya le había enviado una copia al secretario de Culto de la Nación, Guillermo Oliveri, que la compartió con el canciller Felipe Solá y con el Presidente Alberto Fernández.

"Nos hace bien al alma, es una caricia al corazón" reflexionó el obispo y agregó que "no solamente es un mensaje para la diócesis de Río Gallegos, es un mensaje para todo el pueblo argentino".

La misiva papal estaba fechada en Santa Marta el 31 de marzo: "Me contaron que trabajaron duro, con fuerza y mucha ilusión. Querían que la alegría y la festejo por el don recibido no quedara limitado a unos pocos sino que pudiera hacerse eco y alcanzar los distintos rincones del país. Sé que por la situación dolorosa y angustiante que golpea tantas regiones del mundo y a la que no son ajenos, tuvieron que cancelar la celebración como la habían preparado. De repente fuimos sorprendidos todos por una pandemia que nos desconcertó y movilizó a cambiar nuestras actividades y prioridades".

"Estamos como los discípulos de Emaús, ‘caminando con el semblante triste' por lo que sucede, intranquilos por cómo se desarrollará y preocupados por las consecuencias que dejará", comparó el Papa en referencia a los hombres que según el Evangelio cristiano caminaban con pena y su fe en crisis tres días después de la crucifixión de Jesús cuando se lo encontraron resucitado y no lo reconocieron. "Él está en medio nuestro alentando el caminar", escribió sobre Dios.

Respecto a las medidas restrictivas dijo: "En estos momentos donde el contacto viene medido y evitado, es imprescindible que podamos rememorar y aprender ese sentir eucarístico que sólo el Señor nos puede enseñar". Y pidió que "no dejemos que la fiesta se apague, no perdamos la oportunidad de asumir y acoger nuestro presente como un tiempo propicio de gracia y salvación con todo el empeño que esto significa".

Elogió la misión sacerdotal que sigue "ingeniándose creativamente para que nadie quede al costado del camino" y habló de la compasión "para achicar y sanar las heridas que dividen, enfrentan y dispersan".

Y continúo: "'Hagan esto en memoria mía' es participar en ese ejercicio de comunión que nos invita a reconocer que no somos solamente pasibles afectados de un problema que nos rodea sino potenciales promotores de un bien que nos apremia".

El Papa dedicó palabras especiales para García Cueva: "Querido hermano, si bien estarás celebrando físicamente solo, tu pueblo, nuestro pueblo argentino, te estará acompañando".

Tras bendecirlo y a la comunidad, Francisco reiteró su recurrente ruego: "Por favor, te pido que no se olviden de rezar y hacer rezar por mí".

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