Violencia económica

7 de cada 10 madres no reciben la cuota alimentaria en Argentina: las principales excusas de los hombres y qué pueden hacer las mujeres

En Argentina, más de la mitad de las madres no recibe la cuota alimentaria que les corresponde por parte del progenitor no conviviente. Un informe reciente de UNICEF alerta sobre el crecimiento de esta problemática, que afecta no solo a las mujeres, sino también a los hijos e hijas que quedan expuestos a un contexto de desigualdad y pobreza. Abogadas y especialistas analizan los obstáculos judiciales, las excusas más comunes y las herramientas legales disponibles.

Redacción Nuevo Día
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"Después te paso", "Todavía no cobré" o "No tengo un mango". Frases como estas se repiten una y otra vez entre mujeres que reclaman a sus exparejas el cumplimiento de la cuota alimentaria para sus hijos. Detrás del incumplimiento se esconde una forma de violencia económica que, según datos de UNICEF, afecta al 68% de las madres en Argentina, quienes no perciben este aporte de forma regular.

La situación es aún más grave si se considera que el 56% directamente no la recibe nunca cuando el padre no convive con sus hijos. Del reducido grupo que sí percibe algo, el 24% considera que el monto es insuficiente para cubrir los gastos básicos. Además, el 60% de las mujeres que no cobran la cuota aseguran que el progenitor tampoco se hace cargo de otras responsabilidades económicas.

"Este tipo de violencia no es aislada, suele combinarse con otras formas de maltrato", señaló a TN la abogada Agustina Correa, del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), medio que realizó originalmente este informe y que fue citado por El Diario Nuevo Día.

Los motivos que suelen dar quienes no pagan son variados. Según el estudio de UNICEF, el 61% de los hombres que incumplen lo hacen por tener una mala relación con la madre y/o sus hijos, y un 24% alega falta de empleo o ingresos. "El problema aparece cuando el deudor no tiene trabajo fijo ni cuenta bancaria embargable", explicó la reconocida abogada Ana Rosenfeld.

El 80% de los hogares monomarentales en Argentina están liderados por mujeres, y el 70% de estos hogares se encuentra bajo la línea de pobreza. En muchos casos, la ausencia de un marco legal sólido y escrito favorece la impunidad del progenitor que decide no pagar.

Un informe del Ministerio de Mujeres de la provincia de Buenos Aires reveló que el 65% de las mujeres no sabe a dónde acudir para recibir asesoramiento legal y el 45,9% desconoce cuáles son sus derechos en relación a la cuota alimentaria. Mora Straschnoy, también del ELA, advirtió que "muchas mujeres no saben cuánto pueden reclamar ni cuánto tiempo puede demorar el proceso judicial".

Los acuerdos de palabra suelen ser moneda corriente. En esos casos, el incumplimiento es difícil de reclamar judicialmente. "Sin un acuerdo por escrito, el hombre hace lo que quiere. Por eso es fundamental formalizar la cuota", subrayó Rosenfeld. Sin embargo, los costos de asesoramiento y patrocinio legal son muchas veces inaccesibles para mujeres en situación de vulnerabilidad.

El cumplimiento tampoco está garantizado cuando hay sentencia firme. Los padres que ganan en negro, cambian bienes de nombre o directamente desaparecen, complejizan la ejecución judicial. En esos casos, la ley prevé que los abuelos también pueden ser responsables solidarios. "Si el padre no puede pagar, se puede iniciar juicio contra los abuelos o embargar propiedades", remarcó Correa.

Existen también sanciones para deudores alimentarios, como la suspensión de licencias de conducir, la prohibición de salir del país o el bloqueo del ingreso a espectáculos públicos. Aunque, según Rosenfeld, no suelen ser efectivas: "A muchos les causa gracia estar en el registro de deudores. Debería haber penas de prisión de al menos diez días para generar un cambio real", planteó.

Una herramienta clave que cobra fuerza es la Canasta de Crianza, implementada por el INDEC y promovida por el ELA. Esta establece un piso económico para calcular la cuota alimentaria, incluyendo rubros como alimentación, vestimenta y cuidados. Aunque se ha comenzado a usar como referencia en más de 30 sentencias, aún es poco conocida por la mayoría de la población.

"El índice sirve para fijar montos mínimos, pero también para visibilizar el tiempo y los recursos que dedican las madres al cuidado de sus hijos", explicó Straschnoy. Además, se resalta que la carga de la prueba debería recaer en el padre para demostrar que no puede afrontar el pago y no al revés.

Las actualizaciones periódicas de la cuota también son necesarias en un contexto inflacionario. Sentencias recientes buscan asegurar que el aporte mantenga el poder adquisitivo y no se diluya con el tiempo.

El reclamo por justicia en estos casos es urgente. Tal como explicó Agustina Correa: "La mujer no solo es víctima del incumplimiento, también lo es del proceso judicial lento y desgastante". Rosenfeld, en tanto, apuntó contra la burocracia: "Tenemos un código moderno desde 2015, pero la cuota alimentaria sigue manejándose como si fuera un Fiat 600".

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