Es de Río Gallegos y se dedicó a fotografiar mujeres que participaron de Malvinas

Se trata de Ivy Perrando Schaller. Una mujer sensible y con un sentido de pertenencia a su tierra que contagia el amor por su Río Gallegos natal. Esto fue lo que la llevó a emprender, lo que sin lugar a dudas, se convertirtió en la mayor hazaña de su vida.

La búsqueda de las mujeres que llegaron al sur del sur en la guerra de Malvinas en 1982; mujeres hasta entonces mayormente desconocidas por una Argentina a la que ella considera, en grande rasgos,  desmalvinizada. 



El disparador fue una fotografía pero aún más fuerte que eso, el hecho de que se haya enterado que estas mujeres pasaron por Río Gallegos. "¿Estuvieron aquí y yo no lo sabía?. ¿Cómo puede ser que no lo supiera, que no las conozca?, fueron las primeras preguntas que la fotógrafa se hizo y desde esas preguntas, comenzó una travesía que demandó tres años de búsqueda, de mensajes, de llamadas, de mucha espera y paciencia hasta lograr contactarse con cada una de ellas y fotografiarlas.



"Están todas menos dos" dice con su risa contagiosa, en el marco del ciclo ENTRE NOS de NORTE de Corrientes y remarca la esperanza de que las que aún no accedieron a posar para su cámara; lo hagan antes de que termine el libro que está preparando y espera terminar antes de fin de año. "Porque no es lo mismo 40 que 41", afirma y piensa en lo histórico de esta fecha. 





Hace 40 años que Argentina libraba esta batalla, hace 40 años que estas mujeres ayudaron a soldados a curarse, que hicieron trabajo de inteligencia, de apoyo y de logística, que de alguna u otra manera; fueron protagonistas y testigos presenciales y hay un país que no conocía de ellas. Son instrumentadoras quirúrgicas del Ejército, Comisarias de A Bordo y Radio Operadoras Navales  y una enfermera de la Marina Mercante, y tres mujeres civiles que fueron enviadas a las Islas durante de la guerra en una misión de inteligencia. Sus testimonios y los hechos que los corroboran refutan la idea de que "no intervinieron mujeres dentro del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur".



Susana Mazza, María Marta Lemme, Norma Etel Navarro, Silvia Barrera, María Cecilia Riccheri trabajaban como instrumentadoras en el Hospital Central Militar, y María Angélica Sendes, en el Hospital Militar Campo de Mayo. Cuando estalló la guerra, fueron voluntarias para ir a Puerto Argentino, entonces capital de las Islas. Pero nunca llegaron: las enviaron a Río Gallegos y después al buque hospital Almirante Irízar. El capitán no las dejó bajar por temor a que se convirtieran en prisioneras de guerra.



Las otras mujeres formaron parte de la Marina Mercante: Mariana Florinda Soneira y Graciela Liliana Gerónimo en el ARA BAHIA SAN BLAS, Doris Renee West en el B/M FORMOSA,  Olga Graciela Cáceres y Marcia Noemí Marchesotti en el B/M RIO CINCEL y Marta Gimenez en el ARA CANAL DE BEAGLE. 



Por otro lado, María Liliana Colino participó de la evacuacion aeromédica del 21 al 22 de Mayo partiendo de Comodoro Rivadavia y llegando a Puerto Argentino a evacuar heridos. Maureen Dolan, Silvia Storey y Cristina María Cormack son argentinas de ascendencia británica que fueron enviadas a las islas al principio de la Guerra. Una de ellas, hija de un cónsul inglés.



Para esta joven santacruceña que trabaja en el servicio de Justicia de su ciudad; la experiencia Malvinas es algo que tiene a flor de piel. "En el sur, todo lo que tiene que ver con Malvinas se vive de una forma muy sentida, es parte integral del tejido que forma en la historia de nuestra sociedad". Si bien cuando se dio el conflicto bélico ella estaba aún en el vientre materno; su madre desde siempre le contó que durante el día tapiaban las ventanas con cartón para que a la noche no se vieran las luces" porque los ataques a continente, se especulaba, serían nocturnos. Un "oscurecimiento" que duró 74 días, cuenta. Además, asegura que en colegio primario podía dibujar las islas con los ojos cerrados. Crecieron con el conocimiento de todo lo que había pasado y la conciencia de lo que significó la Malvinas para su pueblo y para la Patagonia por encima de todas las cosas.



Las cinco ramas del las Fuerzas Armadas y de Seguridad están presentes en Río Gallegos: la Fuerza Aérea, Prefectura, Gendarmería, la Marina y el Ejército "Convivir con el uniforme, para nosotros es normal. Acá está totalmente naturalizado y es importante aclarar esto porque las distancias geográficas hacen que los pueblos tengan experiencias distintas, sobretodo cuando la historia de la época esta tan íntimamente relacionada", dice Ivy  a NORTE de Corrientes. Después remarca que las consecuencias del conflicto bélico en Gallegos se hacen notar hasta el día de hoy.



Si bien su familia no es estrictamente militar, su papá entró a la Marina por la insistencia de su mamá —la abuela paterna de Ivy—, aunque a los dieciséis era concertista de piano y era profesor de música. La mamá de Ivy tenía dos hermanos en la Marina y conoció a su papá en una casamiento donde la prima de su padre se casó con el hermano de su mamá. "Yo no me crié en un ambiente militar, pero hablo el idioma con soltura", dice.



Este proyecto inició hace tres años y la fotógrafa tuvo que enfrentarse con muchas resistencias: "Al día de hoy, hay hombres que no tienen idea quiénes son las mujeres de Malvinas, no admiten que no saben. Te reconocen las mujeres que apoyaron desde el continente, pero dentro del TOAS te dicen ‘no hubo’ en vez de decirte ‘no sé si hubo’". 



Una de las mas difíciles de convencer fue Etel Navarro por su enorme timidez. Además, Ivy dice que ganarse su confianza requirió mucha paciencia: "Etel te mira y te hace una distancia que sentís al toque. Es realmente muy tímida y profundamente sensible, Malvinas es mucho para ella". Después de varios meses, finalmente consiguió retratarla. Etel vive en Buenos Aires, por eso Ivy viajó muchas veces a visitarla. Los cafés se convirtieron en una rutina e incluso compartieron un día de peluquería. La frase que hace reír incluso a la misma Etel es la que reitera Ivy en cada oportunidad que puede: "‘El trabajo fino que te hice a vos no se lo hice ni a mi novio’, comenta y se ríen juntas. Pero; el trabajo hormiga sirvió porque el objetivo fue cumplido. Con Etel y con nueve más del grupo que aún siguen con vida.



La fotógrafa remarca que se tiende a infantilizar a las veteranas y a tratarlas de "pobres víctimas, despojándolas del pleno ejercicio de la libertad de dar un paso adelante,  al cual como civiles tenían derecho", De las dieciséis mujeres, quince decidieron ir voluntariamente a la Guerra e incluso la única con rango militar, decidió dar el salto a las Islas conociendo los riesgos, y ella es Liliana Colino, que si bien fue enviada en la segunda tanda de enfermeras que fue durante el mes de Mayo, según Ivy, le dijo: "Mirá, yo era militar, tomé el juramento al pabellón,  si la patria me necesita voy, no pienso en dudarlo". Ivy hace énfasis en la necesidad de entender el contexto y las vidas de las mujeres de ese momento, para resistirse a las interpretaciones anacrónicas. 



Este trabajo que Ivy encaró no tiene otro propósito que el respeto por lo que estas mujeres hicieron por su país. Obra que se conocerá en primer lugar en la vigilia que, como todos los pueblos patagónicos de la costa argentina, Ushuaia hace la noche de 1 de Abril para recibir el 2 donde mostrará por primera vez las imágenes de estas mujeres y luego; con la presentación de la muestra completa el 07 de Abril en el Museo Minnicelli de Río Gallegos, Santa Cruz. 



Del libro que sabe; tiene que escribir, vendrá después de la vorágine de estos 74 días que rememoran el 40° Aniversario de la Guerra de Malvinas. Está en proceso con la certeza de que verá la luz a sabiendas de que su trabajo pone de forma ordenada, prolija y concreta, qué hicieron cada una de estas dieciséis mujeres reconocidas por la Resolucion 1438/12 del Ministerio de Defensa y cuáles fueron sus actividades durante los días que duró la Gesta. También, ella entiende, es una forma de trasladar al lector la cálida amistad que generó con cada una de ellas, incluso conociendo a las ya fallecidas Susana Mazza, Graciela Gerónimo, Sylvia Storey y Maureen Doolan a través de las voces que las conocieron en vida.



"Valientes: una historia de mujeres" es el proyecto que muestra la otra cara de la Guerra del 82, la cara menos conocida que viene a resignificar la historia nacional. Como dijo Donna Haraway en Seguir con el problema, "Importa qué historias contamos para contar otras historias. Importa qué historias crean mundos, qué mundos crean historias". Con esta serie fotográfica, se abre la posibilidad de cuestionar el relato unívoco sobre Malvinas, que tiende a expresarse en plural y, en cambio, preguntarse por todas las historias que ese "nosotros" encierra y, como lo dice la fotógrafa: "contar sus historias es también contar las historias de todos los demás".



"Yo elegí ir. Y cuando sos quien elige tu destino, lo que sea que suceda, vos también sos responsable. Te cambia la mente. Te predispone de otra forma. Yo sabía que tenía que ayudar, por eso dí un paso adelante. No hay un día que pase en las últimas cuatro décadas que me arrepienta. Hice lo que tenía que hacer y las consecuencias… ésas las pagamos todos. (Norte Corrientes)


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