El Lenguaje No Verbal, el Enemigo Silencioso de los Políticos (Parte II)
En un escenario emblemático como el National Constitution Center de Filadelfia, el primer debate presidencial entre Kamala Harris y Donald Trump se convirtió en un campo de batalla no solo para argumentos políticos, sino también para la comunicación no verbal.
* Lic. Katia Ruiz
En la recta final hacia las elecciones del 5 de noviembre, la atención se centró en cómo cada candidato utilizó sus gestos, expresiones y posturas para proyectar confianza y autoridad.
El Escenario del debate
El debate, transmitido en vivo por ABC News el pasado martes 10 de septiembre, se llevó a cabo sin audiencia, no hubo notas prescriptas ni tampoco se brindó información con antelación de las preguntas que se realizarían, lo que permitió un enfoque más intenso en las interacciones directas entre los candidatos. En un formato que permitió a cada participante tener dos minutos para responder a las preguntas sin interrupciones, la ausencia de un público activo acentuó la importancia del lenguaje corporal y las señales no verbales. Tanto Trump como Harris estaban vestidos con trajes oscuros y lucían insignias con la bandera estadounidense, un detalle que aportaba solemnidad al evento.
La Comunicación No Verbal de Donald Trump
Donald Trump, conocido por su habilidad para dominar el escenario, hizo gala de una presencia física imponente. Su lenguaje no verbal reflejó seguridad, aunque a menudo su comportamiento transmitió desdén y desafío. Durante el debate, Trump mantuvo una postura erguida y se movió hacia adelante en varias ocasiones, lo que indicaba su intento de mostrar dominio. Utilizó la "pinza" con sus manos, un gesto que frecuentemente emplea para acentuar sus puntos de manera contundente.
Trump se inclinó hacia adelante y utilizó una mirada fija, aunque evitó el contacto visual directo con Kamala Harris. Su capacidad para mirar al horizonte, en lugar de hacia su oponente, podría interpretarse como una forma de indiferencia o incluso de desafío. Cuando se enfrentaba a argumentos que no le agradaban, su gesto más característico era fruncir los labios, un indicador claro de desacuerdo o antipatía. Así mismo, elevó su tono de voz durante todo el debate.
Expertos sostienen que previo al debate, Donald Trump permaneció en su club Mar-a-Lago en Florida, preparándose para enfrentar a Kamala Harris con un equipo de asesores y aliados externos.
La Comunicación No Verbal de Kamala Harris
Por otro lado, Kamala Harris demostró un dominio distinto del lenguaje no verbal. Al inicio del debate, hizo un esfuerzo consciente por establecer un tono cordial al acercarse a Trump para un apretón de manos, algo que sorprendió a su oponente. A pesar de esta pequeña afrenta, Harris mostró una postura abierta y confiada, utilizando sus palmas abiertas como señal de honestidad y apertura. "Hola, soy Kamala. Tengamos un buen debate", dijo mientras se estrechaban la mano. "Encantado de verla. Que se divierta", respondió Trump.
Harris se destacó por su capacidad para mantener el contacto visual con Trump, desafiándolo directamente con su mirada. Su expresión facial fluctuaba entre la sorpresa y el desacuerdo, y sus gestos incluían movimientos de cabeza y cejas que enfatizaban su desaprobación hacia los argumentos de Trump. Esta actitud contrastaba marcadamente con la postura más distante y reservada de Trump. Harris, tocó su barbilla en varias ocasiones y elevó sus cejas en señal de sorpresa con una gran sonrisa burlando lo que su oponente manifestaba.
En este sentido, aunque Kamala Harris intentó un gesto de cordialidad al ofrecer un apretón de manos al inicio del debate, esta muestra cortesía no se repitió al final del evento. Cuando concluyó el debate, Donald Trump abandonó el escenario antes de que Harris tuviera la oportunidad de recoger sus notas del atril, sin hacer ningún intento de estrechar la mano ni de socializar.
Por su parte, el expresidente, ha afirmado en estos días que no necesita un nuevo debate porque considera que ganó el enfrentamiento del martes por la noche, a pesar de las críticas generalizadas que señalaban un desempeño deficiente frente a una vicepresidenta que lo superó en el intercambio.
En conclusión, el debate reveló cómo la comunicación no verbal puede ser tan influyente como el contenido verbal en una contienda presidencial. Kamala Harris utilizó su lenguaje corporal para proyectar confianza y desafío, mientras que Donald Trump empleó gestos y posturas para intentar reafirmar su posición de poder. La falta de contacto visual de Trump y su actitud despectiva contrastaron con la accesibilidad y el enfoque directo de Harris.
En este sentido, más allá de las palabras, el lenguaje no verbal puede ser un reflejo poderoso de la estrategia y la personalidad de los candidatos. En la política, donde cada detalle cuenta, las posturas y los gestos pueden ser tan decisivos como los discursos, influyendo en la percepción pública y en la dinámica electoral de cara a los próximos meses.
Sobre Katia Ruiz
Nacida y criada en la ciudad de Río Gallegos, es una joven profesional con una vasta carrera académica. Es Licenciada en Relaciones Públicas (UAI), Técnica Superior en Ceremonial Empresario, Técnica en Organización de Eventos Empresariales y Espectáculos (CEO), Técnica Universitaria en Lenguaje Musical (UCA), Maestra de Ceremonias egresada del Instituto Argentino de Ceremonial Emb. Blanco Villalta, Diplomada en Logística Organizativa, imagen y ceremonial (CIDEC). Cuenta con un Posgrado en Comunicación Política e Institucional (UCA), Especialización en Comunicación política del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Diplomada en Comunicación de Crisis (CAEP), actualmente se encuentra finalizando su tesis de la Licenciatura en Ceremonial y protocolo.