Historias de Patagonia: Museos con historia

La tribu del cacique Orkeke transitaba esos lugares desde antaño, hasta el día en que un pelotón del Regimiento de Caballería del Ejercito los detuviera en un operación comandada por el español Lino Oris de Roa.

*Mario Novack 



El militar había nacido en España emigrando muy joven a nuestro país, donde rápidamente se incorporó al Ejercito  Argentino y como integrante participó en la Guerra de la Triple Alianza en  Paraguay, y con posterioridad en la denominada “Campaña del Desierto”. Cuando no había guerra cumplía con el rol de profesor y subdirector del Colegio Militar llegando luego a jefe de Estado Mayor.



Junto a otros militares fueron exterminando la resistencia de los habitantes originarios en las actuales provincias de Río Negro, Neuquén y Chubut. Llegaron a Puerto Deseado desde donde se dirigieron a las tolderías de Orkeke, en la noche del 19 de julio de 1883.



Los efectivos del Ejército se llevaron, además de los tehuelches de la tribu, unos 87 galgos, 98 caballos, cuatro vacas y tres terneros. El gobierno nacional a cargo del general Julio Argentino Roca prometió varias veces la devolución de los caballos incautados, pero esto nunca fue efectivizado.



Orkeke y varios integrantes de su tribu no regresaron jamás a las estepa patagónica, ya que murieron en Buenos Aires, adonde habían sido trasladados por la fuerza. Sus huesos quedaron para ser exhibidos en el Museo de La Plata, luego de ser descarnados una vez producida su defunción.



Ese corredor de las estaciones ferroviarias como Tellier, Jaramillo, Fitz Roy y otras había sido escenario de las luchas de los pueblos originarios con los españoles y también con los representantes de la ya llamada Argentina en el siglo XIX.



Nacen como núcleos poblados en el medio de la huelga de los peones rurales en el año 1921. La localidad debe su nombre a los hermanos Martín y Fermin Jaramillo dedicados a la ganadería y se cree, descendientes de originarios mientras la estación siguiente rinde memoria al explorador inglés Robert Fitz Roy.





Su construcción fue sancionada por el presidente Figueroa Alcorta en 1908 por medio de la ley n.º 5559.

Artículo 1°. Autorízase al Poder ejecutivo para estudiar, construir y explotar los siguientes ferrocarriles:

a) Desde puerto San Antonio, en el territorio del Río Negro, hasta el lago Nahuel Huapí.

b) Desde puerto Deseado hasta empalmar con la línea anterior que va la lago Nahuel Huapí, pasando por la colonia San Martín, con un ramal a Comodoro Rivadavia pasando por la colonia Sarmiento otro ramal al lago Buenos Aires, y otro a la colonia 16 de octubre.(...)



Formaba parte de un proyecto ambicioso que pretendía crear un ferrocarril que atravesara la Patagonia argentina, con dirección al noroeste, para luego unirse con la línea que conectaba San Antonio Oeste con Bariloche. A su vez, en algún punto empalmaría con el ferrocarril de Comodoro Rivadavia, camino a Lago Buenos Aires. 



Los años venideros serían conflictivos, sobre todo al comenzar la década del 20 momento en que hace eclosión la demanda de los sindicatos en torno a mejores condiciones de trabajo y una retribución más justa.



En este marco las localidades nacientes guardan similitudes. La estación ferroviaria se transforma en referencia y motor de la economía del lugar que crece al ritmo de las explotaciones ganaderas y el denominado “oro blanco” como se le llamó a la lana.



El punto cúlmine de la conflictividad se dio a mediados de 1921 con el inicio de una huelga total en las estancias declarado por la Sociedad Obrera de Santa Cruz en demanda del pliego que había sido acordado con los estancieros y luego desconocidos por los mismos.



La llegada de los efectivos del Regimiento 10 de Caballería encabezados por el coronel Héctor Benigno Varela culminaría en un baño de sangre con fusilamientos masivos de los peones rendidos y desarmados.



Nace allí la leyenda de “Facón Grande” el tropero entrerriano que sin ser peón se solidarizó con el reclamo de los trabajadores y los representó. José Font, tal su verdadero nombre, terminó dirigiendo a un grupo de 400 hombres que se enfrentó a balazos contra el ejército cerca de la estación Tehuelches del Ferrocarril Patagónico, en el denominado "Combate de Tehuelches". Este habría sido, según el historiador Osvaldo Bayer, el único verdadero combate entre las tropas de Ejército y los huelguistas, a diferencia de los relatos brindados por los oficiales del ejército, quienes hacían pasar los fusilamientos por supuestos combates.



Dos días más tarde, y luego de decidir en asamblea entregarse ante las tropas del Ejército, Facón Grande y unos 200 huelguistas, se rindieron en el poblado de Jaramillo, dado que se les había prometido respetar sus vidas. Sin embargo, Héctor Benigno Varela no cumple lo pactado y fusila un número no determinado de huelguistas, que varía según diferentes testigos entre 16 y 60 personas.



En la estación de la localidad convertida en museo se muestran las estatuas de los episodios registrados. En uno de los patios los soldados del 10 de Caballería apuntan a “Facón Grande” ejecutando la orden de los “cuatro tiros” que ordenaba el otrora poderoso comandante Varela, como le gustaba que lo llamaran.



Dentro del edificio se destaca la figura de “Facón Grande” con una cronología en las paredes que secuencian el desarrollo del conflicto. Asimismo en las vías muertas se encuentra el vagón en el que llegaron los efectivos del 10 de Caballería para cumplir con la orden de fusilar a los peones en huelga. 





La comisionada de Fomento de Jaramillo/Fitz Roy, señora Ana María Urricelqui destacó las gestiones que viene llevando adelante con el fin de obtener los fondos que le permitan la restauración del patrimonio histórico como este vagón y un hotel de época, denominado “La Matera”.



La visita por el denominado “turismo histórico” sigue creciendo año tras año y se pretende dotar a la localidad de la infraestructura que permita dar respuesta a la demanda en suba. 



Jaramillo muestra un ordenado casco urbano, donde conviven algunas construcciones modernas, otras en cabañas prefabricadas y aquellas realizadas por los picapedreros yugoslavos con su pintoresco labrado de las piedras.



En tanto en Fitz Roy  fue inaugurado recientemente el denominado “Museo Rural” que recrea la historia de la producción ganadera en los campos de la zona. Además de los implementos de las labores en los establecimientos se destaca la historia del ramal ferroviario con su auge y ocaso.



Las instalaciones de la pequeña estación han sido restauradas y la instalación de la muestra estuvo a cargo de la consultora “Nómade”que dirige Ana Stingl. El martes pasado la gobernadora Alicia Kirchner encabezó el acto inaugural del museo en el marco de las actividades desplegadas con motivo del aniversario de la pequeña localidad. 



Por la Resolución N° 2101/77 de Ferrocarriles Argentinos quedó definitivamente clausurado para todo tráfico.  El ramal fue clausurado en simultáneo con su ferrocarril hermano línea de Comodoro Rivadavia a Sarmiento el 15 de enero de 1978 durante la gestión del ministro de economía José Alfredo Martínez de Hoz. 



Atrás de las premisas de situación antieconómica para las arcas del estado estaban escondidos intereses internacionales que procuraban evitar la descentralización de la economía en el país habido conocimiento que el proyecto del Ferrocarril Patagónico preveía avanzar hacia Bariloche y también hacia Chile.



Para sepultar toda esperanza en diciembre de 1980, inició el desguace de material rodante. Casi todo fue a desguace. Aproximadamente más de 100 coches, vagones y locomotoras fueron destrozadas a soplete para ir sacando los metales más preciados. Los chatarreros acordaban con quienes debieron hacer los trámites. Su desguace fue brutal y de pocas horas según la memoria de los ferroviarios. 



Casi todos los vagones, talleres y locomotoras fueron vendidos a desarmaderos o desguazados hacia 1981, aunque gracias a vecinos de algunas localidades algunas de esas reliquias pudieron ser conservadas. Pese a la rapidez del desmantelamiento, las vías quedan casi intactas deterioradas solo por el tiempo, contrario a lo ocurrido en la línea Comodoro Rivadavia a Sarmiento cuyo levantamiento casi fue total.



Las indemnizaciones rondaron en ese momento los $17.000.000 por persona, pero era poco en ese momento económico. Fueron pagados en cuotas y finalmente algunos debieron arreglar con por una vivienda.



A pesar del intento del estado de hacerlo desaparecer para siempre, este medio de transporte contribuyó al desarrollo de localidades en torno al ferrocarril, consolidó la acción portuaria de Deseado e hizo surgir Pico Truncado, aseguró el crecimiento de Las Heras y tres pueblos: Fitz Roy, Jaramillo y Koluel Kaike.



En lo personal un agradecimiento especial por el reconocimiento otorgado a mi persona en la labor de rescatar mediante las letras la historia del lugar y las estrofas de “El arreo”, poesía que vivencia la vida del hombre en la ruralidad ahora a la vista en el Museo del Campo de la estación Fitz Roy.





A veces los encontramos

Arreando viejos silencios

Solo se escuchan latidos

En tañidos de cencerros



Atento marcha el paisano 

Lleva en la grupa recuerdos 

Paridos en soledades 

De anocheceres e inviernos



Cientos de arreos de ovejas

Carga en su lomo el paisano

Llevando siempre la hacienda

A estancia y puestos lejanos



La historia del lugar en el final del año 1921 se nutre de otros personajes como el “vasco” Felipe, un español que ante la inminencia de la masacre decide irse rumbo a Chubut, dejando en claro cuál será el desenlace. Felipe Usaín continuó su vida en la vecina provincia, por entonces Territorio Nacional.



Otro personaje convertido en leyenda es el “gaucho Ledesma”, guitarrero de las huelgas que animaba los fogones alentando a continuar la huelga en la letra de sus canciones. Dice el mito que “se escucha en las noches el sonido de la bordona de su guitarra que quedara tapada por la arena y a quien rescata el viento para seguir alentando a la peonada liderada por “Facón Grande”. Leyendas que siguen repitiéndose en la tradición y relato oral de los hombres de campo.



  

 



  


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