Carbofuran fue el insecticida utilizado para matar los perros en Río Turbio

A una semana que la comunidad se vio revolucionada por la matanza de perros por envenenamiento, fuentes judiciales que instruyen la causa confirmaron que «carbofuran» fue el elemento utilizado para contaminar la carne arrojada a mansalva por las calles de la ciudad que provocó la muerte de animales.

En el juzgado de instrucción Nº1, a cargo de la jueza Bettina Bustos, se instruye la causa en la que ya se recibió el resultado de los análisis encargados para determinar con que se envenenaron a los animales. Se trata de carbofuran, un insecticida de alta toxicidad que está prohibida su comercialización por el SENASA desde octubre de 2018.





A partir de testimonios y datos que fueron aportando los vecinos ya se pudo identificar la patente de la camioneta desde la cual se habría arrojado la carne envenenada, en tanto que desde la justicia pidieron que se acerquen los vecinos que han comentado en redes sociales haber visto a quienes tiraban la carne, que sumen su testimonio que puedan ayudar a encontrar a los responsables.



En tanto que esta semana declararán muchos de los vecinos que fueron aportando datos y ya fa fueron citados para prestar declaración testimonial entre el miércoles y jueves una decena de vecinos de la localidad.



¿Qué es el carbofuran?



El carbofuran es el insecticida que mató a Rocío Parede, una nena de 12 años en Corrientes en 2017 y por el cual también se envenenaron a 34 cóndores en Mendoza.



El octubre de 2018, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentario (Senasa) prohibió la elaboración, importación y fraccionamiento de cinco sustancias que se aplican como terapéuticos en semillas de suelo, entre ellas el carbofuran, presente en la mandarina que comió la nena de 12 años antes de su deceso y en los cuerpos de las aves.



«La prohibición tiene por objeto extremar las medidas de precaución para evitar la comercialización y uso, concretando regulaciones y acciones preventivas de los productos anteriormente citados, acompañando las normas internacionales que regulan la producción, uso y comercialización de productos fitosanitarios», señaló el organismo, presidido por Ricardo Negri.



El carbofuran se comercializa bajo el nombre de Furadan y es uno de los pesticidas más tóxico que existe en el mundo. «Si bien el uso original era para fines agrícolas, en la práctica se convirtió en un veneno barato y altamente efectivo: un mililitro alcanza para matar a una persona. A raíz de estos efectos nocivos para la salud y el entorno natural, fue prohibido en diversas partes del mundo, como en la Unión Europea y Canadá», según publicó el sitio Foro Ambiental.net



De acuerdo al Senasa, de esta manera se pretende que «haya productos menos peligrosos para el medio ambiente y su manipulación». Desde el organismo, aseguran que «ya existe una amplia gama de productos autorizados que son igualmente eficaces (que los ahora prohibidos), cuyo manejo y utilización resulta en menor riesgo para la salud humana y el ambiente».



La prohibición, publicada en el Boletín Oficial, también alcanza a otros cuatros insecticidas de alto riesgo: carbosulfan, diazinon, aldicarb y dicofol. Solo quedará exceptuada de la resolución la aplicación de gránulos de carbofuran al 10 por ciento en los cultivos de papa y ajo.



La marca de la muerte

El 9 de septiembre de 2017, Rocío Pared había salido de su casa junto a su sobrino Damián (10) para ir a catecismo, en uno de los barrios rurales de Mburucuyá. En el camino, frente a la quinta de los Brest -una familia influyente de la región- encontraron una mandarina tirada. Luego de comer unos gajos, Rocío comenzó a sentirse mal y cayó fulminada al piso. El chico, en cambio, llegó a escupir lo poco que se había metido en la boca y pudo sobrevivir. Al poco tiempo, la autopsia confirmaría que la fruta tenía carbofuran.



La pérdida de los cóndores, por su parte, representó un duro golpe para el patrimonio natural del país. Los 34 ejemplares fueron encontrados el 22 de enero de este año en la localidad de Los Molles. Estaban amontonados y parcialmente quemados (por lo que se presume que se quisieron “borrar las evidencias») junto a otros cadáveres de un puma, una oveja y corderos. Según los exámenes toxicológicos posteriores, todos contaban con restos de carbofuran.



Los investigadores remarcan que desde hace un tiempo los productores rurales comenzaron a usar este insecticida para envenenar a los animales que son considerados una amenaza para el ganado y las cosechas. Cuando un depredador –puma o zorro– mata a uno de sus animales, los ganaderos colocan carbofuran en los restos del cadáver. De esta manera, si los carnívoros regresan y continúan saciando su hambre, ingieren el veneno con que fue rociada su presa y mueren. (Winfo Santa Cruz)


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